Francia obra la remontada ante Ucrania

Quizá por eso, el encuentro de anoche ante Ucrania era casi más importante que aquella final. Era la confirmación de que había futuro o que tocaba volver a empezar de cero y parece que, por ahora, Francia puede confiar en este grupo de jugadores liderados por Ribery y en el que Benzema y Varane se destaparon ayer como imprescindibles.

La gesta era complicada. Remontar un 2-0 nunca es sencillo y era perentorio que hubiera una jugada de peligro que encendiera el Estadio de Francia, lleno a la espera del milagro. Entendido el mensaje, los galos salieron a comerse el césped y encerraron a Ucrania en los primeros compases, al tiempo que la portería de Pyatov se transformaba en un frontón en el que el guardameta ejercía de pared. Valbuena, uno de los cinco cambios que Deschamps introdujo en el once, manejó el encuentro a su antojo. El mediapunta de origen español fue el mejor en un partido que Francia dominó a pesar de la dureza visitante. De sus botas nació todo el peligro galo, que llegó principalmente a balón parado.

En una de esas, un saque de esquina mal despejado por la defensa acabó en los pies de Ribery, cuyo disparo, salvado con apuros por Pyatov, le cayó franco a Sakho, que no falló. Era el primer empujón. El que abría la esperanza francesa y caldeaba aún más los ánimos de la grada. La presión gala aumentó tras el gol y Benzema, ausente hasta entonces, anotó el segundo en fuera de juego. El claro error arbitral hacía justicia, pues poco antes había marcado el madridista en posición legal y el tanto no había subido al marcador.

Con la eliminatoria empatada, a Ucrania no le quedó otro remedio que irse al ataque. Yarmolenko tuvo el gol en sus botas antes del descanso, pero Debuchy sacó el balón milagrosamente bajo palos. Fue el único acercamiento serio de los visitantes, a los que la expulsión de Khacheridi dejó sin opciones. Le costó hacer el tercero a Francia, pero el tanto hizo resonar de nuevo la Marsellesa más emotiva. Francia había obrado la remontada, pero le quedaba sufrir. El fantasma del 93, cuando Kostadinov dejó sin Mundial a los galos con un gol en el último minuto en el Parque de los Príncipes, sobrevoló Saint Denis, pero no se hizo realidad y Francia podrá defender su prestigio en Brasil.