Siete victorias y un problema

Entraron fríos los de Martino, quizás por el viento que soplaba en Almería, pero pronto, a los cinco minutos, se desperezaron gracias a una arreón comandado por Messi y finalizado por Iniesta , que disparó desde la frontal y obligó a la estirada de Esteban a mano cambiada. Poco después, Piqué no calculó bien y desaprovechó de cabeza un despiste de la zaga local, muy pendiente de cortocircuitar la creación azulgrana.

Precisamente, la superpoblación planteada por Francisco obligó a Messi a arrancar desde posiciones retrasadas. Así, pasado el primer cuarto de hora, el argentino cayó a banda para asociarse brillantemente con Pedro y de pronto se vio descolgado en la frontal, un segundo antes de que llegaran Aleix Vidal y la contención almeriense. Disparó con rosca al palo largo tras amagar en medio palmo y se sirvió del impacto con la madera para abrir el marcador. Octavo gol en siete partidos para la estrella .

Poco después de celebrar su gol, Messi notó una molestia tras una carrera y pidió el cambio a Martino, que escogió a Xavi. El técnico se mantuvo firme en su idea de darle descanso a Neymar y prefirió adelantar la posición de Cesc . Antes del descanso, el Almería, que en ese momento todavía creía en poder disputarle el encuentro al Barça, a punto estuvo de empatar con un disparo de Rodri que Valdés repelió providencialmente.

Ese aviso motivó que los azulgranas arrancaran la segunda parte con ganas de sentencia, cosa que no tardó en llegar. Cesc no marcó, pero el de Arenys sigue entonadísimo con las asistencias y entregó para que Adriano anotara su segundo tanto en la Liga . El brasileño percutió por el centro, en un movimiento cada vez más habitual desde la llegada de Tata. Bartra, Alexis, Tello y Alves pudieron ampliar la cuenta, pero Esteban y la precipitación evitaron la goleada.

Poco después de encajar el gol de Adriano, Almería dejó de creer. El Barça más reconocible amansó a los andaluces de tal forma que Francisco retiró del campo a Aleix Vidal, Soriano y Verza de cara a los próximos partidos. Al final, con más corazón que cabeza , los locales buscaron la emoción, pero la defensa catalana, liderada por un Bartra omnipresente, mantuvo el 0-2 definitivo.