LIGA BBVA 2013-2014

Vuelve la Liga: Una batalla desigual

La falla que separa al Madrid y el Barça del resto de clubes crece y la Liga asoma, otro año, como un pulso entre los dos gigantes

Vuelve la Liga: Una batalla desigual efe

DAVID ÁLVAREZ

Regresa la Liga y, pese a todo, para comenzar a descifrarla resulta irrelevante si Gareth Bale jugará ya el domingo con el Real Madrid contra el Betis. Ni siquiera importa si llegará al Bernabéu antes de septiembre, o el asunto muere como un mero ... rapto de pasión veraniega. Una vez presentado Neymar con el Barcelona, desde el Madrid ya avisaron de que lo suyo se desplegaría a lo largo de todo el verano. «Tenemos hasta el 31 de agosto», decían, apuntando a la fecha límite del mercado de fichajes. El culebrón total, de principio a fin de las vacaciones. Y, pese a todo, lo más relevante no es final.

Tiene más peso el propio culebrón que su desenlace. Ese merodeo de semanas alrededor de un montón en que las portadas deportivas iban apilando billetes hasta superar los cien millones de euros. El culebrón, en su lento y sinuoso avance, ha ido dando cuerpo a la certeza de que resulta posible apilar un montón de esas dimensiones y canjearlo por un jugador de fútbol. En un momento de la escalada, Florentino Pérez quiso poner pausa: «cien millones me parece mucho; mucho para todo», dijo. Pero para entonces ya daba igual. Podría hacerlo, y esa sensación cuidadosamente madurada resume con precisión el paisaje de la Liga que está a punto de lanzarse, sin necesidad de que finalmente Bale juegue un solo minuto en el Madrid.

El reverso de Neymar y de esos 100 millones que el Madrid ni siquiera necesita gastar, son los 108 millones que los demás equipos de Primera (sobre todo) y Segunda recortarán esta temporada 2013-14 sus gastos de personal.

En esta misma Liga que parece destinada a que se la disputen de nuevo Madrid y Barcelona, existe otro mundo en el que los equipos se han visto obligados a vender a sus mejores jugadores , en algunos casos a estos mismos dominadores. El Atlético de Madrid ha perdido a Falcao; la Real Sociedad, a Illarramendi; el Valencia, a Soldado; el Málaga, a Isco; el Sevilla, a Negredo y a Navas; el Athletic, a Fernando Llorente; el Betis, a Beñat.

La segunda fila de la Liga ha visto marcharse a sus mejores talentos y la competición ha perdido a casi todos sus mejores goleadores . El éxodo ha sido especialmente llamativo este verano, pero según Javier Tebas, presidente de la LFP, la misma historia seguirá contándose al menos los próximos tres o cuatro años. El fútbol español necesita arreglar sus números, limpiar la deuda de los años de la burbuja. La clase media seguirá vendiendo lo que le quede mientras al Barcelona llega Neymar y al Madrid podría hacerlo en cualquier momento.

Estos movimientos de personal y el panorama que dejan a su paso han funcionado como potente sordina del impacto de dos cambios capitales que en cualquier otro año habrían estremecido las alturas del fútbol. El Madrid y el Barcelona, guarecidos en otro mundo merced a los efectos del mercado, cambian de entrenador y apenas se percibe bamboleo. Y eso que ambos relevos han estado envueltos en buenas raciones de trauma, aunque de naturaleza bien distinta.

Con la marcha de Mourinho, el Madrid cerró tres años de muy alto voltaje hacia fuera y hacia dentro del club . Las sacudidas han tenido tanta intensidad que algunas réplicas del seísmo todavía se sintieron durante la gira estadounidense del equipo: en las caricias dialécticas cargadas de intención del entrenador del Chelsea, en las explosiones de liberación emocional de algunos de sus ex jugadores al jugar contra su viejo líder.

Pese a la suma de las tensiones del final y las incertidumbres naturales del cambio, Carlo Ancelotti ha conjurado cualquier atisbo de nostalgia. Con un centro del campo sólidamente rearmado , el Madrid añade a su catálogo de contragolpe letal la opción de una marcha más reposada. Y de momento no se echa en falta gol pese a la escapada de Higuaín. Se vuelve a hablar de la décima, y hasta Kaká parece de nuevo un futbolista en activo.

El viejo sueño de Florentino

El trauma del cambio en el Barcelona, de naturaleza bien distinta, encontró al club con un plan menos elaborado. Ancelotti, viejo sueño del Florentino Pérez, ya guardaba en una caja un precontrato con el Madrid firmado en 2006. Después de la recaída de Tito Vilanova, el Tata Martino aterrizó en Barcelona intentando sacudirse el cartel de enchufado de Messi. Sin embargo, el cambio en el banquillo parece inquietar menos que las posibles consecuencias en el ecosistema azulgrana de introducir a Neymar en el corral del gallo supremo argentino . Preocupa menos también que el paso de otro verano sin que aparezca por el Camp Nou un central de garantías. Fuera del alcance Thiago Silva, el fichaje al que se aferran es la recuperación del eterno Puyol.

Los grandes sobreviven a todo a través de sus descomunales plantillas. Ante el selectivo desguace de las suyas, los que vienen detrás se agarran a entrenadores que ha desplegado una influencia extraordinaria en el vestuario y en la grada. A la pelea por los puestos de Champions se apuntan Djukic con su Valencia sin Soldado y Simeone con el Atlético post Falcao .

El Calderón, de vuelta entre los grandes de Europa, ha manejado con astucia su escasez de recursos y ha conseguido atraer a David Villa . Allí se calibrará su capacidad para renacer. Fuera de la última convocatoria de la selección, el delantero llega a rellenar el vacío de los goles de Falcao y el de su propia hoja de servicios, con el Mundial de Brasil en el horizonte.

También regresa a la Champions la Real Sociedad, después de un año prodigioso . Ha perdido a uno de sus mejores hombres, Asier Illarramendi, pero además ha visto la marcha del técnico, Phillippe Montanier (le sustituye Jagoba Arrasate), lo que abre aún alguna incógnita más sobre sus opciones de mantener la intensidad añadiendo una competición a su calendario.

El Málaga, expulsado de Europa, tendrá que manejar la era post abundancia. El Athletic, la decadencia del post bielsismo.

Cada uno, sus nuevos agujeros, en esta pequeña travesía en el desierto de la Liga de tres o cuatro temporadas hasta que se ajusten los números. Mientras, el consuelo quizá sean los brillos aportados por los grandes, otro año con la Champions en el horizonte, y un calendario que evita que se crucen en la Liga cerca de las semifinales , una coincidencia que acabó con ellos hace dos temporadas. Batalla de dos a la espera de compañía saneada.

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