copa confederaciones
España se sobrepone a la asfixia reinante
El calor y la humedad enredan el triunfo de los de Del Bosque, auxiliados por un Jordi Alba inacabable
josé manuel cuéllar
Partido tramposo, muy de engañifa. En todo, en sensaciones, en resultado y en lo que se refería al fútbol en sí. Fue culpa de todo, pero sobre todo de la temperatura. Un calor infernal y una humedad matadora llevaron a pensar en la situación exacta ... de España: clasificada sí o sí, primera sí o sí y de ahí a echar el freno todo fue uno. Mucho más si un arranque brutal de Jordi Alba (arranque que se mantendría en solitario durante todo el encuentro) daba ventaja a los campeones, que lo vieron todo hecho.
Nigeria, visto lo visto, hizo lo que ninguna. Ni cerrojazo ni nada que se le pareciera. Tres tipos arriba, delanteros puros y a presionar y mover el balón hasta que el cuerpo aguantara. Y como su cuerpo era el doble que el de los españoles, pusieron muy feo el partido.
Con el juego que tiene España si se para y se pone a andar lo tiene peor que mal. Nigeria estaba partida, pero le daba igual. España se rompía en dos, o en tres, y aquello era un caos porque si los de Del Bosque no juegan unidos lo pasan mal. Claro que esa apuesta de los africanos era un riesgo exagerado. Ellos tuvieron dos o tres pero a cambio de que España llegara el doble de ocasiones.
Si no liquidó el partido en esos minutos fue porque Soldado tuvo la de casi siempre: tiro al muñeco una y otra vez, hasta estropearle el traje de tanto disparo a la casaca de guerra.En condiciones normales, aquello iría 5-2 o 4-1 al descanso, pero el partido era un choque anormal, lejos de lo que suele verse en esta clase de eventos.
España no hilaba más que a la contra, en un fútbol desconocido. Nigeria llegaba porque su rival no tenía el balón (asunto aún más extraño) y el partido se jugaba en un terreno desconocido para los campeones. Eso sí, en todo momento daba la sensación de que si la situación o el momento exacto hubiera exigido algo más a los españoles, estos habrían respondido con la contundencia exacta, pero no era así. Nigeria, desordenada, caótica y alegre, contagiaba el descontrol y en esa marea continua en la que se jugó el choque lo mismo amenazaba con llevarse a uno u a otro.
Ni que decir tiene que todo era engañoso. Difícilmente España jugaría así ante Italia y menos frente a Brasil, más exigidos en un partido de responsabilidad ante cualquiera de los dos frentes abiertos. Sin embargo, lo que tocaba ayer era un compromiso falso, una especie de amistosos que tanto enfanga al equipo español.
Aún así, si alguien mereció romper el choque fue España, que tiró al poste y dispuso de tres uno contra uno que debería haber dejado a las águilas con el pico roto y las alas cortadas.
Si el encuentro se había disputado con aire cansino en la primera parte, en la segunda se paró totalmente. Andaban todos asfixiados como nunca por el calor, que les dejaba con trote de camello y la mirada perdida.
La buena noticia para España es que Nigeria ya no estaba para nada, y entre una España sin pulmones y una Nigeria sin aire, los de Del Bosque tenían las de ganar. Siguieron teniendo más ocasiones, pero cada vez menos, incapaces unos y otros de dar un paso para adelante y en tal caso muchos atrás.
Ni que decir tiene que nada de esto contaba para Jordi Alba, un portento no solo físico, sino de actitud y arrojo en todo lo que era su banda y lo que no era su costado.
Del Bosque maniobró con sabiduría y buen ojo, con mucha cintura táctica. Metió a Silva para dar veneno arriba (mareado Cesc) y a Torres, para dotar de pegada, la que no había tenido Soldado. Y fue llegar y besar el santo. La combinación Silva-Pedro acabó con un centro de zurdo del barcelonista que remató en plancha Torres.
Casi fin de la historia porque Nigeria no daba más de sí y España, con mucha más serenidad y tranquilidad en su juego se dispuso a dormir el partido, aún más de lo que estaba.
Para colmo, las pocas ocasiones que tuvieron los africanos las desperdiciaron con una ingenuidad increíble, ratificando lo que ya habían insinuado en la primera parte, que tienen mucho físico y nula maldad. España ganó con cierta comodidad, pero con excesivo desgaste.
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