Paseo rutinario del Barcelona

Sin embargo, nadie le podrá discutir al líder su empeño en competir con buena cara como hizo el domingo en La Romareda, exageradamente superior a un triste Zaragoza (0-3) que todavía no ha sido capaz de ganar un partido en 2013. Con un equipo muy poco reconocible, el Barcelona se agenció los tres puntos sin la necesidad de pisar a fondo y ya se especula con el día del alirón, cuestión de tiempo.

Estas jornadas le sirven al Barcelona para resolver asuntos internos y rescatar a futbolistas sospechosos. Sirven para que Alexis vuelva a justificar su condición de jugadorazo, tal y como se define sin pudor. Sirven para que Thiago alce la voz después de tantos murmullos por su discreta prestación este curso. Sirven para innovar con experimentos en la defensa pensando en el más allá por si sucede alguna desgracia más en la línea más débil de la plantilla. Y sirven para que Tello, una vez más, justifique el buen oficio del extremo, una figura en peligro de extinción porque ya casi nadie juega tan pegado a la banda y profundiza con tanta verticalidad.

Desde esas premisas, el Barça abusó de un rival desangelado, gris tirando a negro el futuro del Zaragoza. La Romareda le reprochó básicamente su actitud porque jamás creyó en sacar algo positivo de la soleada tarde, un equipo sin alma y sin patrón, y el Barcelona se paseó con parsimonia. En un periquete había rellenado el formulario y vivió feliz y sin angustias, una de sus veladas más plácidas.

Al conjunto azulgrana no le pesaron las ausencias ni la baja de Messi, al que han dicho que se olvide de la Liga para estar listo contra el Bayern. Sin el argentino el Barça también gana y hasta marca goles, una responsabilidad que asumieron Thiago y Tello de muy buena gana. El primero mezcló con Alexis para festejar y el segundo dignificó con dos remates puros su habilidad y sangre fría.

El segundo acto sobró para los dos equipos hasta convertirse en una pachanga desesperante por su falta de tensión y gracia, un sopor que sólo contó con una preciosa vaselina de Alexis que se estrelló en el larguero antes de la sentencia de Tello.

Fue un ejercicio rutinario del Barça, que se permitió la licencia de darle un poco más de cariño a Abidal cuando ya no pasaba nada. A falta de siete jornadas, el conjunto de Tito Vilanova da por hecho el trabajo, todo lo contrario que el Zaragoza. Hay urgencias en La Romareda.