Ibrahimovic le pone morbo a la vuelta entre el Barcelona y el París Saint Germain

Había cierta psicosis en el Barcelona con la presencia de Ibrahimovic, indultado de última hora por la UEFAy cubierto por sí mismo con una piel de cordero el día anterior que le hacía incluso más peligroso. Vigilado con celo por Piqué y Mascherano, se olvidaron de que era Lavezzi el auténtico «killer» de este equipo. El delantero más en forma del PSG, con cinco goles en los últimos cuatro partidos de Champions, fue el primero en comprometer la figura de Valdés tras una buena combinación con Lucas Moura que acabó con el balón en el palo derecho de la portería azulgrana. El susto no fue a mayores porque Busquets incordió todo lo que pudo al argentino, impidiendo el remate certero que habría puesto cuesta arriba la eliminatoria.

No se aculó el Barcelona, acompasado en los pies de Iniesta a la espera de que Xavi afinara el metrónomo. La defensa parisina, férrea por el centro, hacía aguas en los flancos, donde Alves y Jordi Alba campaban a sus anchas. Más el brasileño que el español, demasiado ocupado en tareas defensivas por culpa de un Lucas Moura inspirado y vertical. Pesadilla durante todo el encuentro para los azulgranas.

El dominio visitante era estéril. Sin profundidad, evidenciando una enfermedad que comienza a ser preocupante en el equipo de Tito Vilanova, presente ayer de nuevo en el banquillo del Barcelona después de semanas lejos de la banda. Sin Pedro, sancionado, el técnico optó por Alexis y Villa para acompañar a Messi en la delantera, pero la fórmula no funcionaba. Vagaba el Barça en ataque, deambulando el balón de un lado a otro sin encontrar más resquicio para inquietar a Sirigu que los disparos lejanos de Iniesta.

El PSG aprovechaba cada balón suelto para montar el zafarrancho y soltarse la coleta con transiciones veloces que pillaban al Barça descolocado. Pastore e Ibrahimovic pusieron a prueba los reflejos de Valdés, pero en ambas ocasiones el guardameta salió victorioso. Más por insistencia que por acierto llegó la ocasión azulgrana. La primera de campanillas y no le hicieron falta más. Un precioso pase de Alves con el exterior acabó en las botas de Messi, desaparecido en combate hasta ese momento, pero mortal como siempre cuando llega a esas posiciones.

La alegría del gol no lo fue tanto, pues nada más marcar, el argentino se fue a la banda doliéndose de su muslo derecho. No jugó más. Aguantó en el campo hasta el descanso cuando fue sustituido por Cesc. La ausencia de Messi espoleó al PSG, que tras el descanso volvió a recuperar la fe en la eliminatoria.

No cambió el escenario tras el paso por los vestuarios, con el Barça manteniendo la pelota y el PSGesperando. Sí lo hizo la mordiente azulgrana, con un Alexis más entonado, pero el que encontró el premio fue el PSG, en un tanto ilegal de Ibrahimovic, en claro fuera de juego.

Para entonces, cada jugador del Barça era un parte médico en sí mismo. Mascherano lesionado, Alves y Alba tocados... Se dispuso a aguantar el vendaval el equipo español y lo que se encontró fue un penalti a favor. Justicia poética tras el error de Stark. Xavi transformó en gol y cuando parecía que el triunfo se iba a ir para Barcelona, Matuidi cazó un balón en la frontal y dejó todo abierto para la vuelta.