El Barcelona pasa en cuatro días de la euforia a la rutina, difícil transición que tiene en vilo al cuerpo técnico. El pasado martes, en una noche memorable, el conjunto azulgrana remontaba ante el Milán para colarse en los cuartos de final de la Liga de Campeones y este domingo recibe al Rayo Vallecano en un duelo que no genera ni la mitad de expectación (21 horas, C+1). «Hemos de evitar que la bajada de tensión sea exagerada», repite Jordi Roura.

El ayudante de Tito Vilanova es consciente de que el vestuario ha vivido al límite estas semanas, gestionando la remontada ante el Milán desde que se perdió en San Siro. El entorno se ha encendido con el equipo y ahora, después de la gesta, toca negociar con el Rayo en un torneo que está muy encarrilado. La Liga se da por hecha en Barcelona.

«El domingo es complicado porque venimos de un partido de mucha exigencia y hay que intentar no caer ya no en rendimiento, sino falta de intensidad. Hay que afrontarlo con la máxima concentración. Los partidos de casa en Liga hay que ganarlos todos para tener el objetivo final. Después del nivel mostrado frente al Milan, la bajada de nivel no puede ser grande», añade.

El Barça juega este domingo sin sus tres capitanes, una situación atípica. Víctor Valdés cumple su segundo partido de sanción después de la expulsión en el clásico, Xavi Hernández arrastra problemas musculares y Carles Puyol fue intervenido de la rodilla una vez más y estará entre cuatro y ocho semanas de baja. El brazalete le correspondería a Andrés Iniesta, aunque es posible que haya rotaciones.

«Evidentemente, cuando pierdes a un jugador como nuestro capitán la noticia no es buena. Puyol llevaba con molestias mucho tiempo. Sabemos cómo es, si no lo aguanta él, no lo aguanta nadie. Es nuestro referente, esperemos tenerlo pronto», suplicó Roura en la rueda de prensa previa.

Pendientes de Vilanova

Puede que sea el último encuentro de Roura como suplente de Tito Vilanova ya que se especula con la posibilidad de que el entrenador regrese a finales de mes. No hay jornada la próxima semana y Vilanova estaría presente para el tramo final del curso. «Si el domingo es mi último partido, será una alegría descomunal. No por dejar de ser primer entrenador, sino por lo que supone que vuelva Tito», exclama el segundo.

Y de por medio está el Rayo, un equipo que ha generado muy buenos comentarios por sus buenas intenciones en esta Liga a partir de un presupuesto muy reducido. Con Paco Jémez, el conjunto madrileño se asoma a los puestos europeos y tiene prácticamente cerrada la permanencia con 41 puntos.

«Parece que lo que en un principio era una situación para disfrutar y que la afición y el equipo estuvieran contentos, nosotros lo convertimos en obligación, que es meternos en Europa. No hay que perder la idea de disfrutar lo que hacemos», dice Jémez.

Ahora bien, en el Camp Nou el Rayo lucha por dignificar su buen nombre. «Sólo me da miedo perder una cosa, que es parte del prestigio que tanto nos ha costado conseguir durante tantos días de trabajo. En Barcelona nos jugamos el prestigio, que cuesta mucho ganarlo».