Doce minutos de protesta silenciosa en los estadios alemanes

Desde fuera la salud del fútbol alemán parece incuestionable tanto abajo, en el césped, como en las gradas. La Bundesliga saca pecho porque sus estadios se llenan cada semana y sus equipos cada vez parecen más fuertes en Europa. Ni rastro de la crisis de la que se habla cada semana en los países del sur donde ha caído de manera notable la asistencia media.

El aficionado alemán anda, sin embargo, bastante enfadado con la Bundesliga por la iniciativa que pretende aumentar la seguridad en los estadios y que se traduce en la prohibición de las localidades de pie en los campos, la reducción del cupo de entradas a los equipos visitantes y la posibilidad de cacheos corporales para evitar enfrentamientos violentos entre las hinchadas. Una imposición injusta a los ojos de los seguidores alemanes que han iniciado una original protesta silenciosa.

Apreciado tras el choque de Champions ante el Real Madrid, el ambiente del estadio del Dortmund se parecía más a un funeral que otra cosa el pasado martes. Pasaron doce minutos y doce segundos hasta que la grada decidió arropar a su equipo. Lo mismo sucedió en Hannover, Hamburgo o Frankfurt. El número 12 alude al 12 de diciembre, fecha en la que los 36 clubes profesionales alemanes votarán la iniciativa presentada por la Liga.

«No sabía lo que pasaba, pensaba que era una protesta por el mal juego del equipo y tuve que preguntar al banquillo», confesó el entrenador del Hamburgo Throsten Fink, consternado por la desafección de la grada en la victoria de su equipo sobre el Schalke.

La medida partió después de varios incidentes violentos en el fútbol alemán. En octubre un duelo de máxima rivalidad entre Dortmund y Schalke dejó varias decenas de heridos y 180 detenidos. « No buscamos provocar a los aficionado s, queremos trabajar con los clubes para que la seguridad reine en los estadios», explica el vicepresidente de la Bundesliga al alemán Spiegel .

Tan sensible es el asunto que cinco equipos (Wolfsburgo, Hertha, Union Berlin, St. Pauli y Fortuna Dusseldorf) han rechazado formalmente la propuesta y otros se resisten a pronunciarse en público porque entienden que están entre dos aguas: obedecer al organismo que rige la competición o mantenerse al lado del público. Mientras tanto las protestas silenciosas seguirán hasta nuevo aviso en los campos alemanes bajo el lema «sin apoyos no hay ambiente».