deporte y corazón
«El fútbol es más duro que el ciclismo para el corazón»
El cardiólogo de Induráin analiza los casos de Colbrelli y Eriksen, que sufrieron un paro cardiaco y tomaron vías opuestas: el ciclista se retira, el futbolista sigue jugando
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Iniciar sesiónEl corazón vale más o menos según el deporte. Dos casos similares, el ciclista Sonny Colbrelli y el futbolista Christian Eriksen, con la misma dolencia y el mismo proceso de reparación, todo igual, toman caminos diferentes después de una parada cardiaca y de estar clínicamente ... muertos durante cinco minutos. Uno, sobre el asfalto de una calle urbana en San Feliu de Guixols en la Volta a Cataluña; el otro, en el estadio Parken de Copenhague en plena Eurocopa. Colbrelli anunció esta semana que se veía «forzado» a dejar su profesión. Eriksen sigue jugando en el Manchester United. La diferencia reside en las particularidades de cada deporte, la capacidad de asistencia médica tan distinta en un campo de fútbol o en un puerto de montaña, y también, según el ciclista, «en la intensidad física». El cardiólogo de Miguel Induráin, José Calabuig, contradice la opinión generalizada. «El fútbol es más duro para el corazón», asegura a ABC.
Eriksen volvió a poner en riesgo su corazón al regresar al fútbol y fichar por el Brendford a finales del pasado enero. Juega al máximo nivel en la Premier, Manchester United. Lleva colocado en el pecho un desfibrilador cardioversor implantable (ICD), que además de descargas eléctricas para suprimir una fibrilación ventricular (causa principal de las paradas cardiacas) también hace una función similar a un marcapasos. «No hay nada que me diga que no puedo jugar al fútbol», declaró el centrocampista.
Después de su parada cardiaca en la Volta 2021, Colbrelli se sometió a una evaluación cardiovascular en la Universidad de Padua. En base a los resultados, pasó por una intervención quirúrgica de implantación de un desfibrilador subcutáneo, lo mismo que a Eriksen, un dispositivo salvavidas que funciona para corregir el ritmo del corazón si es necesario en casos extremos.
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En Italia está prohibido competir con desfibriladores, pero no fue esta la principal razón por la que Colbrelli ha renunciado a su profesión. Los médicos de la universidad italiana y los de su equipo, Bahrain, contactaron con los doctores que atendieron a Eriksen, en busca de algún remedio para el ciclista. Y no lo encontraron. El fútbol y el ciclismo no se parecen nada.
Por un lado está la geolocalización. «El ciclismo no es fútbol -argumentó el velocista italiano, ganador de una París-Roubaix-. Es un deporte diferente, ruedas por las calles. No se juega en un campo de fútbol, donde las intervenciones del equipo médico pueden ser oportunas. Sus entrenamientos se desarrollan en un área limitada, mientras que un ciclista muchas veces está solo durante horas en caminos poco transitados».
Y de otra parte, el sacrificio. «Son deportes diferentes por las razones mencionadas, pero sobre todo, también por la intensidad del esfuerzo», dice Colbrelli.
Además de a Induráin, José Calabuig ha tratado el corazón de numerosos deportistas. Tiene una opinión sobre el asunto: «El fútbol es mucho más duro para el corazón que el ciclismo. Los futbolistas no pueden jugar un partido al día siguiente de haber disputado otro. Los ciclistas encadenan etapas de 180 o 200 kilómetros un día detrás de otro. No hay más que ver la cantidad de futbolistas que han fallecido por muerte súbita o han vivido un episodio de parada cardiaca. En el ciclismo no recuerdo muchos casos como el de Colbrelli...».
El italiano no pertenece al segmento de ciclistas de fondo. Es esprinter. «Y eso cambia la visión porque nunca tendrá un corazón de atleta -explica Calabuig-. No es fondista, sino que realiza esfuerzos intensos y muy cortos. Un velocista tiene resistencia, pero nunca tendrá tanta como los líderes de su equipo que disputan la general. Puede llegar a un consumo de oxígeno de 60 o 65 mililitros, pero nunca llegará a los 80 de los líderes. El ciclismo convencional, entendido como de resistencia, así como la natación de larga distancia o el esquí de fondo, no son contraproducentes para la salud del corazón, siempre que éste se encuentre en buenas condiciones».
Cualquier persona podría considerar que el ciclismo es más exigente para sus practicantes que el fútbol. El doctor Calabuig puntualiza. «El fútbol machaca al músculo por la liberación de la acidosis y el lactato. Y el jugador necesita recuperar ese músculo. Un jugador puede realizar varios esprints durante un partido, pero no puede hacer esprints durante todo el partido... El esfuerzo físico es de alta intensidad y el corazón hace un esfuerzo de alta intensidad. Los deportes más anaeróbicos son el fútbol, el tenis y el pádel. Desarrollan la masa muscular, las piernas, los brazos».
Araceli Boraíta, que ha trabajado durante su vida profesional como cardióloga en la Residencia Blume, considera que «si se hace un ejercicio desproporcionado para el sistema cardiovascular del deportista se corre un riesgo. Y además hay deportes que, por su propia naturaleza, ponen el corazón al límite».
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