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Ultras futboleros contra Verstappen: el campeón, con guardaespaldas en México
gran premio de méxico
Abucheado en Austin por los compatriotas de su compañero 'Checo' Pérez, el holandés se protege con seguridad privada en la capital azteca
Entrevista a Natalie Robyn, CEO de la FIA
Verstappen golpea una piñata
Por insólito y extravagante, llamó la atención en el último gran premio de Fórmula 1 la bronca que le propinó el público del circuito de Austin (Texas, Estados Unidos) al vencedor, el inevitable Max Verstappen. El neerlandés aguantó el chaparrón sin inmutarse, sin replicar ... con gestos al aluvión de silbidos y abucheos y sin desencadenar una pugna con el graderío en las declaraciones.
Sucede que una gran mayoría de los aficionados en Austin provenían de México. Poco más de tres horas y media separan la localidad norteamericana del país vecino, frontera de la discordia que tanta literatura ha generado en el cine y ha abierto tantas desavenencias políticas. Los seguidores mexicanos y latinos torturaron a Verstappen como causante del suplicio deportivo que vive el azteca 'Checo' Pérez, segundo piloto de Red Bull y sufridor en la comparación del talento del neerlandés.
Verstappen puede llegar a ser inaguantable en sus ademanes al límite de lo legal en la pista y su arrogancia fuera de ella, pero la Fórmula 1 no es un deporte territorial, en el que priman los colores de una bandera o los afectos de una grada. No suele haber abucheos, ni bronces ni siquiera silbidos. Deporte respetuoso que suele animar por inclinación a pilotos o marcas de coches, pero no va contra nadie.
Siete días después del rapapolvo a Verstappen en Texas, la Fórmula 1 hace parada en México, la patria de 'Checo' Pérez. Y Red Bull, equipo de vanguardia, prototipo de modernidad y buen hacer, le ha colocado un servicio de guardaespaldas a Verstappen por lo que pueda pasar. Lo nunca visto en la F1.
Pancartas gigantes cubren la Ciudad de México con un lema preventivo, «No hay rivalidad fuera de la pista», junto a una foto de celebración en la que aparecen Sergio Pérez y su compañero holandés. «Racespect» se lee debajo, una mezcla de 'race' (carrera) y 'respect' (respeto). Y un añadido más por si no quedó claro el mensaje, «lo que pasa en la pista se queda en la pista».
La reacción hostil de los hinchas mexicanos, más al estilo del fútbol que al talante pacífico de la Fórmula 1, llevó a Red Bull a anticiparse. Helmut Marko, el ideólogo del equipo austriaco, confirmó que Verstappen estará acompañado de dos guardaespaldas durante todo el fin de semana en México por una evidente preocupación por su seguridad.
El lado seguro
«En realidad, Max no quiere los guardaespaldas y está relajado -explicó Marko-. Pero tenemos una responsabilidad hacia él. Sólo queremos estar en el lado seguro». Verstappen aseguró después de la carrera en Austin que los abucheos no le afectan.
La posición de Sergio Pérez en Red Bull es débil, incapaz de igualar ni acercarse a los resultados de Verstappen. La escudería energética ha logrado 17 de las 18 carreras disputadas. Solo dos pertenecen a Checo, el resto (15) al neerlandés. Este rendimiento ha provocado un alud de rumores sobre el futuro incierto del mexicano y continuas evaluaciones en negativo por parte de Marko, el gran valedor de Verstappen.
En esa versión política y de necesidad de decir lo contrario de lo que piensa, 'Checo' pidió a sus compatriotas apoyo para todo el equipo Red Bull y no solo para él, pese a que es inevitable recordar la feísima jugada que le hizo Verstappen el año pasado en Brasil, cuando, ya siendo campeón del mundo, se negó a dejar pasar al mexicano para que lograse el subcampeonato.
México es un gran premio diferente, el más singular del calendario. La animación del público, el circuito con su estadio incorporado y los coches pasando debajo de la tribuna, la profusión de vips…
A Fernando Alonso casi se lo meriendan el pasado miércoles en un acto promocional en un centro comercial. Un aficionado se saltó la seguridad y le regaló un fuerte abrazo. El francés Pierre Gasly (Alpine) denunció el año pasado que le habían abierto la mochila en el paddock, tal es la cantidad de invitaciones que se distribuyen. La organización de la carrera ha reducido este año las acreditaciones vip para evitar aglomeraciones y situaciones de inseguridad.
Algo parecido al episodio que viven Verstappen y Pérez fueron los años posteriores al cisma entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton en McLaren. Cada vez que el británico aparecía por Barcelona en entrenamientos oficiales o en el Gran Premio de España, la bronca estaba garantizada para él y su padre, Anthony.
Pasado el tiempo y calmadas las aguas entre los protagonistas, Hamilton ha declarado más de una vez que Barcelona es una de sus ciudades favoritas por el clima mediterráneo y el entusiasmo de los aficionados a la Fórmula 1. Salvo el fervor de los italianos hacia Ferrari en el circuito de Monza, el empuje de los seguidores locales no llega a este nivel de paroxismo que se aprecia con los mexicanos.
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