Lando y su escudería tienen este domingo una oportunidad inmejorable e inesperada de lanzar un doble asalto clave al Mundial. Al de pilotos y al de equipos. Definitivamente, Red Bull ha entrado en depresión mecánica y, lo que es más extraño, ha arrastrado a Verstappen. El neerlandés hace muchos fines de semana que no se halla a gusto sobre la pista, y ocupará la séptima posición de salida.
En los buenos tiempos, Max no tendría excesivos problemas para planear una remontada más o menos cómoda. En las actuales circunstancias, adelantar a los dos Mercedes y a los dos Ferrari se antoja misión heroica.
En uno de los bólidos rojos, un español: Carlos Sainz. El madrileño parte de la quinta plaza y, sin nada que perder, intentará llegar al podio para volver a recordarle a Ferrari y a los tifosi que llenarán el circuito italiano lo que se perderán a partir del próximo año.
Más atrás, mucho más atrás, Fernando Alonso seguirá a lo suyo. A exprimir el Aston Martin, un limón verde y seco al que este sábado estuvo a punto de meter en la Q3. Esta vez no hubo milagro. Sale undécimo y, por si las dudas, el asturiano lanzó por radio y en caliente un mensaje claro y contundente: «el puesto 11 es mejor de lo esperado». Porque en Monza, o tienes velocidad o no la tienes.
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