Euforia o prudencia: razones para creer o no en el Aston Martin de Fernando Alonso

En el historial de emociones, la reciente sesión de ensayos oficiales en Baréin a bordo del Aston Martin solo es comparable al debut del piloto con Ferrari en 2010, circuito de Cheste en Valencia, el recinto a reventar, atascos a las ocho de la mañana en la A-3, Alonso mejor tiempo en la tabla... El asturiano estrenará el domingo su vigésimo curso y sus allegados detectan un brillo similar al de los mejores días. Con 41 años y experiencia máxima, el asturiano navega entre la euforia del rendimiento del coche verde y la prudencia que procuran las decepciones.

Pese al incidente que dañó el suelo del bólido en la primera jornada, Alonso recorrió más kilómetros que nadie en el trazado de Sakhir (270 vueltas). Fiabilidad del motor Mercedes, suministrado por uno de sus competidores (la escudería de Lewis Hamilton), y ausencia de percances en el Aston Martin. El equipo británico fue el año pasado el séptimo coche en el Mundial de constructores y según la tabla de los mejores tiempos conseguidos en Baréin, ahora sería el cuarto, por detrás de Red Bull, Ferrari y Mercedes.

Checo Pérez (Red Bull) logró una mejor vuelta de 1.30:305 con neumático C4 (el segundo más rápido), por delante de Lewis Hamilton (Mercedes, 1.30:664 con C5, más veloz aún) y Leclerc (Ferrari, 1.31:02, C4). Fernando Alonso, con el C4, hizo 1.31:450 después de completar un gran premio en los entrenamientos oficiales. Es decir, se trata de un monoplaza nuevo que no da problemas y es consistente en el ritmo de carrera. Según dijo el ingeniero Mike Krack, jefe de la escudería británica con sede en el circuito de Silverstone, el Aston Martin 2023 es un diseño novedoso en un 95 por ciento.

La carrera inaugural en Baréin dictará sentencia sobre el valor de este Aston Martin y su indudable progresión de un año a otro. El curso pasado el bólido pilotado por Vettel y Stroll naufragó sistemáticamente los sábados y remontó los domingos (tres sextos puestos como mejor colocación).

Es probable que la mejoría en 2023 provenga de los fichajes de ingenieros estrella que están fuera del convenio del límite presupuestario impuesto a los equipos (145 millones). Dan Fallows, diseñador procedente de la escuela de Adrian Newey en Red Bull, y Eric Blandin, ingeniero aerodinámico exjefe de Mercedes, son dos apellidos que han convencido a Alonso por su espíritu rompedor y su experiencia en el diseño de autos.

El último gran salto histórico en la Fórmula 1 sucedió en 2009, cuando el Brawn heredero del Honda plasmó el ingenio de los dobles difusores en casi dos segundos por vuelta a sus adversarios. Cuando estos reaccionaron y copiaron el invento, Brawn ya tenía el campeonato en la mano.

En esa atmósfera inevitable de euforia, Alonso frena: «No es realista pensar que estaremos al nivel de Red Bull, Ferrari o Mercedes. Ese no es nuestro objetivo, sino dar un paso adelante en 2023, dar otro en 2024. No hay milagros en la F1, porque el año pasado fuimos el séptimo equipo». «Nuestra simulación de carrera fue buena -indica Mike Krack-. Pero el año pasado fuimos 4, 4 y 10 en los test y en la clasificación nos quedamos en la Q1».