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Fórmula 1

Un nuevo rumbo para Sainz

El madrileño busca un salto en el escalafón de la Fórmula 1 en Renault, el equipo que hizo campeón a Alonso

José Carlos Carabias

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Como no es un tipo de planteamientos tajantes, sino de laboriosa y concienzuda búsqueda, Carlos Sainz camina con tiento en la Fórmula 1 y, cual hormiga, llena la despensa en pasos cortos y seguros. No suele fallar con el coche y tampoco se arriesga con las palabras. Difícil coger en un renuncio a este madrileño de 23 años que emprende un nuevo rumbo dentro de diez días. En su cuarta campaña en la cima del automovilismo, después de tres años en el filial de Red Bull, empezará el curso como piloto titular en Renault, la marca y la escudería que hicieron campeón a Fernando Alonso en el boom de la F1 en España.

Desde que desembarcó en los ensayos invernales de 2015 con el Toro Rosso, Sainz ha pretendido soltar de su apellido la abreviatura (jr) que recuerda a todo el mundo su procedencia y su cuna: el hijo del doble campeón mundial de rallys . El joven piloto siempre ha querido construir su propia senda, en apariencia desligado de su famoso padre, reciente ganador del Dakar con Peugeot.

«Con paciencia las cosas siempre salen bien. Y por eso para este año pido paciencia», comentaba ayer en un acto de presentación de la temporada a los medios.

Paciencia no le falta a Carlos Sainz, integrante de la estructura Red Bull desde la adolescencia, criado en la escuela de marines que adiestra Helmut Marko en Fuschel (Austria). Allí se prepara a los futuros pilotos siguiendo una disciplina castrense en la que los débiles no sobreviven. «Yo no soy su padre, yo les pago. Y si no sirven, adiós», ha dicho más de una vez Marko a modo de bienvenida.

Tres años en Toro Rosso y varios más antes en la órbita Red Bull han convertido a Sainz en empleado de largo recorrido de la casa. Sigue bajo contrato con Red Bull y la decisión final sobre su futuro no le pertenece a Sainz, sino a Marko. El español está «cedido» a Renault. Red Bull no lo quiere perder si uno de sus dos pilotos titulares, Verstappen o Ricciardo, vuela. «Todo el mundo sabe que no soy libre para decidir. Puedo debatir, pero la última palabra no es mía».

En su idea de mantener siempre la serenidad, Sainz no se apura. No cree que se le puedan exigir victorias o podios. Recuerda que Lance Stroll fue el único piloto que el año pasado, con un Williams, consiguió un puesto entre los tres mejores sin ser titular de un Mercedes, un Ferrari o un Red Bull.

«El podio me apetece a mí más que a vosotros, pero prefiero tener un año bueno, el 95% de las carreras a tope, que una carrera y un podio», cuenta Sainz a diez días subirse al coche que coronó a Fernando Alonso campeón del mundo en 2005 y 2006.

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