ajedrez
El fin de la dictadura rusa en el tablero mundial
Los jugadores rusos de ajedrez siguen siendo excelentes, pero ya no avasallan en los torneos individuales y colectivos como hacían hasta el comienzo del siglo XXI
Así fue el mayor error de la historia del ajedrez que decidió el título mundial
Lógicamente, el país más extenso de la Tierra (más de 17 millones de kilómetros cuadrados), potencia económica mundial y nación con enorme poder político y de influencia, posee representantes superlativos en casi todos los deportes. No es fácil destacar una modalidad concreta, pero el ... ajedrez es posiblemente la disciplina que de manera instintiva más rápido se asocia con Rusia.
Los jugadores rusos —soviéticos antes de 1992— ejercieron un abrumador dominio universal en el ajedrez durante el siglo XX. Ganaron la inmensa mayoría de los grandes títulos individuales y colectivos del panorama internacional, pero a partir del año 2000 las constantes y vertiginosas transformaciones sobrevenidas en el mundo han trastocado el paisaje.
Un doble movimiento de índole política es el que más ha influido en ese cambio de tendencia. Primero, el goteo de deserciones de genios del ajedrez cansados del duro y controlador régimen comunista vigente en la extinta Unión Soviética (URSS). Y después, precisamente a raíz de la desaparición de la URSS, comenzaron a surgir países nacidos de una cascada de procesos de independencia.
A partir de entonces, jugadores de esas nuevas repúblicas, criados en el exitoso entramado educativo y deportivo ajedrecístico soviético, comenzaron a destacar y a sumar triunfos con variadas banderas.
Por último, el global desarrollo económico y tecnológico de naciones que nunca habían destacado, especialmente los dos gigantes asiáticos —China e India—, ha acabado por fulminar el tradicional absolutismo ruso.
Las últimas clasificaciones oficiales (enero) de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) ilustran este nuevo panorama. Entre los diez primeros del ranking masculino solo figura un ruso, Ian Nepomniachtchi, en el octavo puesto.
La lista la encabeza el noruego Magnus Carlsen y la completan dos estadounidenses, tres indios, un uzbeko, un francés (nacido en Irán) y un chino. Para encontrar al siguiente ruso hay que descender hasta la posición 29ª. Y por el camino, antes de llegar a él, jugadores de Polonia, Vietnam, Azer-baiyán, Países Bajos, Alemania, Hungría, Bulgaria y Eslovenia.
En mujeres, China arrasa. Hou Yifan es la número uno por delante de tres compatriotas. Justo detrás, en quinta posición, la rusa Aleksandra Goryachkinay. Kateryna Lagno (8ª) y Polina Shuvalova (11ª) certifican que Rusia tiene actualmente más potencial femenino que masculino.
Más datos: de 1948 a 1999, todos los campeones del mundo masculinos nacieron en la antigua URSS (hasta 1990) o en Rusia. En 2000, el indio Viswanathan Anand abrió la senda del cambio. Y él mismo ganó cuatro veces más el título universal. Carlsen también es pentacampeón, y completan el palmarés el ucraniano Ruslán Ponomariov, el uzbeko Rustam Kasimdzhanov, el búlgaro Veselin Topalov, el chino Ding Liren y Dommaraju Gukesh, reciente ganador indio. En lo que va de siglo XXI, un solo campeón mundial ruso: Vladímir Krámnik, en 2006.
El nuevo orden llegó con una década de adelanto al Mundial femenino. Las campeonas fueron todas soviéticas hasta que en 1991 la china Xie Jun quebró la racha. Desde entonces, otras cinco chinas, una húngara, una búlgara y dos ucranianas. Solo una rusa, Aleksandra Kosteniuk, ostentó el título de 2008 a 2010.
El retroceso del dominio ruso/soviético queda mejor dibujado aún al revisar los resultados en el apartado colectivo. Desde 1927, la FIDE organiza cada dos años las Olimpiadas de ajedrez, una competición por equipos donde están representados diferentes países.
Dominio olímpico
Entre 1972 y 2002, la Unión Soviética (hasta 1991) y Rusia fueron campeones en todas las Olimpiadas excepto en la de 1978, donde la URSS obtuvo la me-dalla de plata por detrás de Hungría en Buenos Aires. 50 años de reinado.
Desde 2004, Rusia no ha vuelto a subirse a lo más alto del podio. Lo hicieron Ucrania (2 veces), Armenia (3), China (2), Estados Unidos, Uzbekistán e India, campeona este mismo año en Budapest.
¿Y el futuro? La FIDE elabora una clasificación de jóvenes jugadores (hasta 18 años). En la última, correspondiente a enero, el panorama se atisba similar. Un vistazo a las primeras posiciones permite vislumbrar el llamativo colorido de numerosas y diferentes banderas. Con un matiz importante en el caso masculino: India, que en 2023 superó a China como país más poblado del mundo (casi 1.500 millones de habitantes), tiene a siete promesas entre los 20 mejores. Por supuesto, con el campeón del mundo, Gukesh, en cabeza. En cambio, solo aparece un joven ruso, Volodar Murzin, en quinta posición. Para hallar otro compatriota, Aleksey Grebnev, hay que descender hasta el 19º puesto.
En chicas, Leya Garifullina ocupa la séptima plaza. La joven número uno es la india Divya Deshmukh, y detrás de ella aparecen dos chinas, una hún-gara, una estadounidense y una neerlandesa. En la lista de las 100 mejores solo figuran otras ocho rusas, clasificadas bastante más abajo.
La mejor y más esperanzadora noticia para el gran país otrora amo y señor del tablero se produjo, paradojas del deporte, en Nueva York el pasado 29 de diciembre. El citado Murzin (18 años) se proclamó campeón del Mundial de partidas rápidas por delante de otros dos paisanos: Alexander Grischuk y Nepomniachtchi.
Los rusos volvieron a repetir una hazaña inédita desde hacía 23 años. Así, en 2001, Garry Kasparov, Evgeny Bareev y Grischuk también coparon todas las medallas en el torneo celebrado en Cannes. Es improbable que esos buenos —tan buenos— tiempos vuelvan, pero Rusia sigue siendo pieza principal en el tablero del ajedrez.
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