Atletismo / Dopaje
Las extrañas muertes de los lanzadores de martillo
Los fallecimientos de los campeones soviéticos de los 80, un misterio sin resolver al que ahora históricos atletas españoles relacionan con el uso de anabolizantes
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Iniciar sesiónSeúl, 26 de septiembre de 1988. Tres lanzadores soviéticos suben al podio. Su dominio en la final olímpica de lanzamiento de martillo ha sido total. Litvinov, Sedykh y Tamm, un trío formidable que ya no puede reunirse para rememorar aquella hazaña: los tres han ... fallecido. Litvinov ha muerto a los 60 años, Tamm, a los 64 y Sedykh, a los 66. El otro gran lanzador soviético de los años ochenta fue Igor Nikulin. También ha fallecido. A los 61 años.
Como suele suceder en estos casos, poco se conoce de las causas reales de los fallecimientos de estos cuatro campeones. Litvinov se desplomó de pronto mientras se dirigía a su casa en bicicleta. La muerte de Sedykh se vinculó a un infarto de miocardio. De las causas de los fallecimientos de Tamm y Nikulin, nada se sabe. Los cuatro han fallecido entre 2018 y 2022. Ni la federación internacional de atletismo, World Athletics, ni el Comité Olímpico Internacional han abierto ninguna investigación al respecto. Aunque las sospechas recaen sobre lo de siempre, el eterno mal del deporte de élite. Aquello de lo que no hablamos.
La sombra de los esteroides anabolizantes siempre sobrevuela al atletismo en las especialidades explosivas, donde la fuerza y la velocidad mandan. Se trata del uso ilegal de sustancias análogas a la testosterona, la hormona sexual masculina por excelencia, el mayor anabolizante (constructor de músculo) natural. Los esteroides anabólicos, prohibidos por la reglamentación de dopaje, han sido siempre vistos como la poción mágica de los lanzadores, capaces de construir auténticos Obélix imbatibles.
José Alcántara, uno de los grandes del lanzamiento de martillo en España, no duda a la hora de buscar la causa de estas muertes. «Ellos 'se ponían'. Los conocí muy bien porque viajaban mucho a España a competir. Cuando íbamos a tomar copas solían decir que los anabólicos soviéticos eran los mejores que había». Alcántara, el Pichurri, dominador absoluto en España y seis veces campeón nacional en los años setenta, recuerda que en los Campeonatos de Europa disputados en Madrid en 1986, los atletas y técnicos soviéticos 'vaciaron' las farmacias cercanas al Palacio de los Deportes. «Les gustaba mucho el Dianabol, era el más usado, entraban en las farmacias sin cortarse, con el chándal CCCP. Dejaron las farmacias a cero«.
Recuerda Alcántara que los martillistas soviéticos «no se cuidaban mucho, la verdad, les gustaba beber. Ya retirado, Sedykh me contó una vez llorando que en Rusia ya no era nadie, que cualquier futbolista era más popular. Pero eran buenísimos, para mi Litvinov y Sedykh fueron los mejores con diferencia. Técnicamente nadie los ha superado. Los de ahora lanzan peor».
Raúl Jimeno se enfrentó a todos ellos. Fue el rey del martillo español en los años ochenta y coincidió en las competiciones con los cuatro soviéticos fallecidos. Tiene muy clara la causa ultima de sus muertes. «El doping, claro. Para mi hay una correlación clara entre el uso de anabolizantes y sus fallecimientos. Estos fármacos dejan huella. Lo que pasa es que con estas sustancias, hasta que no pasan muchos años, no se conocen sus verdaderos efectos secundarios sobre la salud, sus riesgos a largo plazo. Los soviéticos 'se metían', seguro. Por eso sigue el récord del mundo de Sedykh, intocable. Ahí está, intacto, desde los años ochenta».
Los dirigentes del deporte soviético fueron, según Jimeno, los grandes culpables. «A los directivos el largo plazo les da igual. Ellos querían medallas para la URSS, medallas rápidas, gloria para el Estado. Si a la larga aparecen cirrosis hepáticas, cánceres, infartos… eso les traía sin cuidado. Es muy grave. Si un atleta se dopa, en el futuro no se van a acordar ya de ti, pero luego la enfermedad la vas a llevar tú. Esto tienen que saberlo los deportistas jóvenes, han de tener claro que no merece la pena este riesgo. Tienen que ponerlo en valor».
El efecto Sedykh
En el caso de Yury Sedykh, el gran mito mundial del martillo, el hombre que sólo necesitaba tres giros para lanzar, aún hoy en día plusmarquista mundial con los 86,74 metros que lanzó en 1986, la conexión con el dopaje está documentada. El doble campeón olímpico aparece de forma intensa en el libro 'The Rodchenkov Affair', ese horrible testamento que arroja luz sobre los exhaustivos planes estatales de dopaje en la Unión Soviética y en la Rusia postcomunista. «Sedykh ingería estanozolol en unas cantidades tan elevadas que cuando inyectamos su muestra en la máquina de detección de marca Hewlett-Packard, comenzó a sonar una alarma y quedó tan contaminada con metabolitos del anabolizante que las siguientes muestras daban todas positivo, lo que se conoce con el nombre de 'efecto memoria' en los laboratorios, pero nosotros lo bautizamos como 'efecto Sedykh'«, escribe el doctor Rodchenkov, una especie de dopador arrepentido, en su reciente libro.
En la actualidad, Javier Cienfuegos es el rey indiscutible del lanzamiento de martillo en España. El atleta extremeño se muestra triste por los fallecimientos de los atletas soviéticos y declara a ABC: «Es una verdadera lástima, porque, ante todo, los atletas somos personas y nos queda mucha vida después de la retirada del deporte. Se nos olvida que vivimos en un escenario idílico en los estadios, luchando por nuestros sueños y parece que todo lo que nos pudiera suceder, me refiero ya a la salud, quedaría totalmente justificado». Cienfuegos considera que los años ochenta, anteriores a la instauración de los controles de dopaje por sorpresa, «eran una época diferente y seguramente se hicieron auténticas burradas con el cuerpo humano, con los atletas de élite. Existe algún que otro documental reflejando aquello. Me refiero a cargas de entrenamiento y a uso de medicinas, sustancias perjudiciales para la salud, sobre todo a lo largo de los años», explica Cienfuegos.
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Otro grande del lanzamiento de martillo, el madrileño Paco Fuentes, que compitió con los soviéticos en los Mundiales de Roma-1987, indica que «se trata de una temible coincidencia y poco se puede comentar más allá de lo que se intuye. Si ellos pudieron salvar los controles antidoping en su época, no voy a ser yo quien los criminalice ahora. Si había dopaje en Canadá, con niveles altos de vida y de libertad, qué no sería capaz de hacer un atleta por sacar la cabeza en una sociedad en la que no podían viajar en libertad y veían un montón de penurias...».
El doctor López Calbet, catedrático de Fisiología en la Universidad de Las Palmas, señala que «en primer lugar, no sabemos si se han dopado. En el caso de que hubieran utilizado anabolizantes de tipo esteroideo, la clave sería saber si el uso ha sido continuado o no. Los anabolizantes presentan toxicidad y dañan los vasos sanguíneos y el corazón si se toman durante años, de forma crónica, esto se ha visto en culturistas que han fallecido como consecuencia de su ingestión durante muchos años. Si la exposición a estos tóxicos es prolongada, el daño ya es permanente. Sucede lo mismo con el tabaco, aunque lo dejes, si la exposición fue continuada, el daño permanece». Calbet añade, sin embargo, otro punto de vista. «No olvidemos que los lanzadores tienen un fenotipo musculoso y un predominio de fibras de tipo II, eso ya les otorga una menor esperanza de vida de por sí. Al contrario que los corredores de fondo, con mayores porcentajes de fibras tipo I y una esperanza de vida más larga».
Pócima mágica
¿Qué dicen los técnicos? ¿Se arriesgan a opinar? Un entrenador español de lanzadores de martillo, que prefiere no revelar su nombre, sostiene que «más que en los anabolizantes en sí, quizá el peligro haya podido estar en las sustancias que les daban a los soviéticos para 'limpiarlos', quizá diuréticos, enmascaradores, sustancias que recibieron durante años... a mi me cuadra más esta hipótesis». Este técnico, manchego, indica que «los anabolizantes te recuperan, te permiten entrenar más, el problema ha podido estar quizá en sustancias de otro tipo».
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Paco Fuentes señala que «los soviéticos siempre me sorprendieron porque eran todos muy diferentes, me admiraba que con patrones tan distintos desde el punto de vista físico y de entrenamiento, con técnicas tan opuestas, eran todos capaces de lanzar muchísimo». El lanzador del club Larios, cuatro veces campeón de España de martillo, la última en 1994, ve una gran diferencia con la escuela alemana. «Los soviéticos eran cada uno de una forma de lanzar, pero los alemanes hacían todo en bloque. Entrenasen donde entrenasen, cuidaban cuatro cosas básicas e iban todos en grupo, a muerte con ellas. Parecía que se prepararan todos juntos. Tuve la posibilidad de comprobarlo entrenándome con ellos en Darmstadt, al lado de Ploghaus, su estrella, mientras preparaba los Juegos de Seúl».
¿Qué puede estar detrás de esta horrible coincidencia en las muertes de los exsoviéticos, secuelas de entrenamientos brutales, dosis elevadísimas de anabolizantes? «Una cosa lleva a la otra», sentencia Fuentes.
Cienfuegos, campeón de España de martillo en 12 ocasiones, indica que el riesgo está «en el volumen de entrenamiento, supongo que iría todo ligado y que por eso lo hacían, quizá. Imagino que tomaban estas sustancias para resistir más entrenos, asimilar mayores cargas, más series, más repeticiones, más lanzamientos, por tanto mejor técnica. La gente se dopa para entrenar más y después rendir más y mejor. Al menos eso afirma la ciencia. Y eso es lo que dicen los tramposos que lo han reconocido», concluye el de Montijo.
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