Balonmano

España no quiere saber nada de crisis: «Para ser un buen 'hispano' hay que pasarlo mal antes»

Mito de la selección, Gedeón Guardiola ve la prematura eliminación de sus excompañeros en el Mundial como un aprendizaje

España se despide del Mundial con derrota, deberes y aprendizaje

Los jugadores españoles, tras su último partido en el Mundial ante Brasil reuters

Hoy comienzan los cuartos de final del Mundial de balonmano, apasionantes duelos entre las mejores selecciones del planeta en los que, por sorpresa, España no hará acto de presencia. Tras un idílico inicio en el torneo internacional, victorias ante Chile, Japón y un ... memorable empate contra Suecia, los chicos de Jordi Ribera se desinflaron sin remedio en la segunda ronda, donde sumaron tres derrotas en tres duelos, ante Noruega y las sorpresivas Portugal y Brasil. Una imagen dolorosa y que pone en entredicho a un equipo que vive una profunda transformación, sostenido por los últimos veteranos (los hermanos Dujshebaev, Casado, Serdio, Pérez de Vargas) y a la espera de que florezcan sus jóvenes diamantes (los gemelos Cikusa, Barrufet, Dani Fernández).

Tras caer ante la 'canarinha', las caras eran largas en el Unity Arena de Oslo, Noruega. Más aún en el vuelo de vuelta desde la capital nórdica hasta Barcelona. Incluso el seleccionador, siempre dispuesto a compartir sus reflexiones con los medios de comunicación, ha solicitado unos días de aislamiento en su pueblo natal, el municipio gerundense de Sarriá de Ter, para poder procesar la derrota en Escandinavia. «Con todo lo sucedido, creo que necesita parar», aseguran fuentes de la Federación a este diario.

La situación es compleja, pues España ha registrado su peor participación en un Mundial, decimoctavos clasificados, solo un año después de hacer lo mismo en el Europeo de 2024, en el que finalizó decimotercera. Dos nubarrones que casi se quedan en anécdota si se tiene en cuenta que el pasado verano, en los Juegos de París, se obtuvo un fantástico bronce. Pero es evidente que la máquina no funciona como antaño, que el eterno cambio generacional ahora sí ha supuesto un bache de difícil digestión. Y qué mejor que consultar a los mitos que han abanderado al equipo tanto en los tiempos de gloria como en los de vacas flacas.

Gedeón Guardiola (Petrel, Alicante, 40 años) y actual jugador del Nava segoviano, debutó en el combinado nacional ya maduro, en 2011, y le tocó disfrutar de la mayor racha de éxitos que haya vivido el balonmano español, desde el triunfo en el Mundial de 2013 hasta los Europeos de 2018 y 2020 o los podios olímpicos de Tokio y París. Aunque coincide en que en Oslo sus excompañeros se han quedado lejos del objetivo, su mensaje es positivo, basa su discurso en que los momentos malos fortalecen más que los buenos, en que para ser parte de este equipo de leyenda uno tiene que enfrentarse al futuro por muy oscuro que parezca. «Para ser un buen 'hispano' hay que saber sufrir y pasarlo mal», resume durante su charla con ABC.

«Mira, nosotros veníamos de ganar muchas medallas y, en 2016, por un gol contra Suecia, nos quedamos fuera de los Juegos de Río de Janeiro, algo que no había ocurrido desde hacía 40 años. Ese es el mayor palo que ha sufrido el balonmano español masculino en toda su historia. Pero, al año siguiente, ganamos el Europeo y al siguiente, otro, además de un bronce olímpico. Si nosotros salimos adelante, ellos también pueden hacerlo. No es una debacle ni una catástrofe. Este es un Mundial que llega nada más acabar un ciclo olímpico, que no te va a perjudicar de cara a los siguientes grandes torneos. Me parece un buen momento para recibir el golpe y ya vendrán tiempos mejores», asegura el pivote, que defendió los colores españoles en más de 200 encuentros.

Como explica Guardiola, el balonmano está cambiando, como ya hizo antaño, y ahora mandan nacionalidades que antes carecían de tradición en el deporte. «Estos equipos que ahora son punteros, como Brasil y Portugal, están donde están porque han sido muy influenciados por los últimos grandes campeones, como Dinamarca, Francia o España. Quizás ahora es el momento de que nosotros nos fijemos en ellos, ver cómo han conseguido conjugar a los veteranos con los más jóvenes, que es lo que le toca a nuestro equipo, por ejemplo», analiza el alicantino.

La realidad del combinado nacional es que debe acelerar la integración de sus promesas. A este Mundial acudió con un grupo con una media de edad de 25 años, cuatro menos que en el Europeo de 2024, y con hasta cuatro jugadores nacidos en la primera década de siglo, pero su participación, salvo algún caso concreto (Petar Cikusa fue elegido MVP en su debut ante Japón y Barrufet sí contó en los momentos decisivos), su hábitat natural era el banquillo o en los minutos de rotaciones, pues Ribera prefirió morir con sus pretorianos en pista aunque su forma no fuese la habitual.

«Es normal que los jóvenes tengan fallos o no sepan estar. No hay una fecha concreta en la que se vayan a cohesionar entre ellos o con los más veteranos. Hay que ayudarles, que vayan acumulando experiencias internacionales y que lleguen en las mejores condiciones a la selección. He hablado con alguno de ellos, están fastidiados porque la generación anterior dejó el listón muy alto. Pero también son conscientes de que es un equipo que está creciendo, tienen que tener altos y bajos para poder triunfar, que lo harán».

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