Enrique Llopis: «Dejé el fútbol al ver a padres insultando desde la grada»

No hace falta que le pregunte con qué sensaciones llega a Estambul, ¿verdad?

Me encuentro en mi mejor estado de forma, con muchísima confianza. Han sido dos meses muy buenos, tanto de preparación como de competiciones. Ahora lo que toca es rematar en este campeonato de Europa. Sacar mi mejor versión.

¿Esperaba este salto tan grande durante el invierno?

Ha sido un poco sorpresa. Sabíamos que los entrenamientos estaban yendo bien, los tiempos salían... Pero el objetivo era acabar la pista cubierta con un 7.52 o 7.53. Se ha acelerado el objetivo. Hacer récord de España era una opción muy improbable. Toca seguir trabajando igual, con los pies en el suelo.

A última hora se conoció la baja de Asier Martínez por un problema de espalda.

Es un palo. Hablé con él nada más conocerse la noticia y estaba jodido. Todos los atletas nos hemos visto en situaciones como esa. Lo único ahora es desearle una rápida recuperación para que llegue al aire libre en su mejor forma.

¿Esa rivalidad entre ustedes los hace mejores?

Claro. Tuve la suerte de ver de cerca su bronce en el Mundial. Y el oro europeo en Múnich dentro de la carrera (él fue séptimo). Son cosas que me motivaron muchísimo. A Asier lo tengo como un referente, porque lo que ha conseguido es una barbaridad. Y con 22 años. Ver sus logros me ayuda a entrenar más fuerte e intentar llegar a ese nivel.

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¿Cómo es su relación?

Muy buena. Cuando nos toca entrenar juntos siempre procuramos ayudarnos en lo que podamos. Si vemos algún error o algo en lo que podamos aportar el uno al otro lo comentamos. Es muy guay tener esa relación.

¿Cómo se inicia en el atletismo?

Empecé jugando al fútbol con siete años y ese fue mi deporte durante varios años. La primera relación con el atletismo fue en una escuela de verano, siendo infantil. Me lo pasé genial. Mi entrenador me vio aptitudes y me animó a quedarme, pero aun así volví al fútbol. Sin embargo, al acabar esa temporada, decidí probar de nuevo y ya me quedé con el atletismo.

¿Qué le atrapó?

El hecho de ir a la pista, competir contra rivales que luego son muy buenos amigos. Incluso de tus mejores amigos. Era algo a lo que no encontraba explicación porque claro, viniendo del fútbol... Ya sabemos cómo es el fútbol. Muy diferente. Hay un pique continuo que en otros deportes no se encuentra.

¿No ha vuelto a jugar?

Ni a jugar ni a verlo. Sinceramente, ya no me gusta absolutamente nada. En su momento lo dejé por el mal rollo que había, todo eran insultos o faltas de respeto en el campo. Estoy hablando de cuando tenía 12 o 13 años. Ya entonces me parecía una barbaridad que hubiera padres insultando desde la grada. Eso me hizo perder el amor por el fútbol.

¿Y las vallas lo eligieron o las eligió usted?

Fue mutuo. Al segundo día mi entrenador ya me dijo que probara vallas, que por mi altura me podía ir bien. A mí me apetecía porque era la disciplina de mi amigo Luis Salort. Alguna vez entrené combinadas, pero poco. Siempre vallas.

¿En Gandía qué le dicen?

Muy orgullosos, la verdad. Y yo, encantado de poder llevar el nombre de mi pueblo por el mundo.

¿Qué le gusta hacer fuera de la pista?

Mirar series, pasar tiempo con la familia, leer... Estudio Derecho y Economía y tampoco hay mucho tiempo libre. Voy poco a poco. De momento no me corre prisa y el atletismo es la prioridad. Pero obviamente quiero tener algo para el futuro.

¿Con qué resultado se iría satisfecho de Estambul?

Mejorando la plaza de Múnich me quedaría contento. Pero lo primero es entrar en la final. A partir de ahí ya sabemos todos cómo son las finales y que puede pasar cualquier cosa.