Futsal
La encrucijada del fútbol sala: cuando la táctica ahoga al espectáculo
La 'Finalissima' entre los campeones de Europa y América desató las alarmas en un deporte en el que el físico y la pizarra están acorralando al talento
Entrenadores de prestigio encuentran otro motivo más allá de unas reglas que favorecen la defensa o la permisividad arbitral: la aversión al riesgo
Sergio Lozano, capitán de la selección: «Me duele que haya gente que esté deseando que perdamos y que no vayamos todos a una»

El fútbol sala español recorre una travesía atípica. Después de más de dos décadas presumiendo de goles, jugadas y de la mejor competición del mundo, por primera vez los aficionados no pueden disfrutar de los partidos en abierto. Pese a sus buenas audiencias, en ... algunos casos por encima de las de la canasta, este curso se ha ido a negro. Los partidos de los clubes de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) sólo se pueden ver en la plataforma de pago de LaLigaSports, mientras que los de los clubes pro Federación solo tienen visibilidad en los canales de la RFEF. Porque esa es otra: el fútbol sala en este país vive una cruenta guerra de trincheras de consecuencias funestas.
También en la selección, que atraviesa el periodo de sequía más largo de su historia reciente. El último título data de 2016 y España, bicampeona mundial y heptacampeona europea, últimamente ya ni pisa las finales. Aunque lo más preocupante es la sensación de estancamiento que ofrece el equipo nacional, con un juego previsible y tedioso. Un reflejo de lo que sucede en la liga, si bien el campeonato liguero aún de vez en cuando ofrece momentos de locura más propios de otras épocas.
Mediado el mes de septiembre llegó la última decepción, en la denominada 'Finalissima', a la que la selección acudió de rebote por la sanción a Rusia. España volvió a caer con Portugal, que en los últimos años ha volteado la historia para devolver a sus vecinos el sinfín de sinsabores que antes iban de Madrid a Lisboa.

«El futsal se muere. Si no fomentamos el espectáculo, será solo para cuatro personas que vayan a analizar los partidos, no a divertirse»
Josan González
La final, más allá de la emoción del resultado, fue aburrida. Hasta tal punto que varias personalidades del fútbol sala español alzaron la voz para lamentar la pérdida de espectacularidad que ha sufrido este deporte. Josan González, técnico del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, abrió la veda, asegurando que el fútbol sala se muere, mientras que Javi Rodríguez, legendario jugador y entrenador ahora de ElPozo Murcia, fue menos duro pero reconoció que habría que hacerlo más atractivo de lo que hoy es. Incluso periodistas especializados de Portugal, donde el futsal es el segundo deporte más seguido tras el fútbol, criticaron el pobre espectáculo de la final pese a la conquista del título.
Para los aficionados de toda la vida, en la deriva del fútbol sala, que parece un deporte totalmente distinto al que practicaban los Paulo Roberto, Vicentín, Daniel o Lenisio, han tenido mucha culpa las nuevas normas que introdujo la FIFA cuando lo cobijó bajo sus alas. Un reglamento que igualó a los equipos por lo bajo al permitir muchos más contactos y que ha provocado que el físico le coma el terreno al talento y la habilidad.
El seleccionador apunta a las normas FIFA
Es también la opinión del seleccionador, Fede Vidal, que en declaraciones recientes al podcast 'Futsal Corner' reconoció que «el fútbol sala está cambiando en muchos aspectos, y en algunos es una evolución y en otros una involución. Unas normas que eran buenas hace 20-15 años, con la evolución del juego ahora están afectando al espectáculo. Las normas que teníamos hace 20 años en España eran las mejores, pero el resto no las utilizaban porque pensaban que les perjudicaban. Hay selecciones que creen que estas normas pueden servir para igualar la competición, y que con esa igualdad hay más emoción y espectáculo. Yo pienso que se puede hacer mucho si se cambian las reglas, y que el futsal actual ya está preparado para el cambio porque ya hay muchas selecciones muy buenas y la igualdad se mantendría».
Sin embargo, más allá de las reglas y los arbitrajes hay otro factor que ha ayudado a que el futsal pierda vistosidad y que es el más señalado en las últimas fechas a raíz de la citada 'Finalissima': los entrenadores y su afán por desterrar cualquier riesgo. Lo plasmó perfectamente Miguel Rodrigo, histórico entrenador de la liga española y de selecciones como Japón, que alzó la voz a través de las redes sociales. Para el técnico andaluz «los culpables somos los entrenadores y nuestra mediocridad para gestionar el desorden controlado y el riesgo».
«Ahora se enseña a gestionar lo correcto, nadie se atreve con los incorrectos tácticamente. Del 2000 al 2010 todos teníamos incorrectos en nuestras plantillas y era un desafío hacerlos armónicos y 'domesticarlos' tácticamente a la vez que dejarlos 'expresarse'. Urge una reflexión nacional y la locomotora hace tiempo que perdió el enganche con sus vagones». Una teoría que casi de inmediato respaldó una leyenda de los banquillos, Jesús Candelas, muy activo en las redes. «Si intentas limitar el riesgo en todo momento nunca mejorarás. De hecho, en relación con el resto de equipos que no son reacios al riesgo, en realidad empeoras. Ser élite no es seguro ni fácil».
Entre avión y avión me vino está reflexión 🤗⤵️
— Miguel Rodrigo (@miguelrodrigocs) October 9, 2022
LA TIRANIA DEL JUEGO A DOS TOQUES.
Los gurús de este deporte nos enseñaban durante largos años en sus charlas que había que entrenar en 20x20mt y a dos toques porque así se entrenaba la toma de decisiones (acompañado siempre de... pic.twitter.com/oBuf0jwE2s
ABC se puso en contacto con Rodrigo para profundizar en sus reflexiones en busca de un diagnóstico más certero de la situación del fútbol sala. «Ha habido un gusto, que yo lo he recibido en los cursos, por una forma de jugar única y ha habido un exterminio de determinados roles e intenciones, como el pívot o los regateadores en beneficio de lo que yo denomino los 'correctos', los de dos toquecitos que no se equivocan. Se ha planteado que lo correcto en el modelo español era jugar a dos toques, el sistema 4-0 y la lectura del juego... Cuando el resto no subían de nivel era suficiente, porque se tragaban todas las cosas, pero cuando han aprendido de ti y han creado su propia identidad y son capaces de combinar eso con el atrevimiento de jugar con regateadores, con pívot, como lo hace Portugal con Panny Varela, con Zicky Te... ¿Son mejores ellos que los nuestros? No. Pero se estila que jueguen los correcticos de dos toques, que al final no pueden ganar un partido. Hemos instalado un modelo de juego único que tenía su sentido en su momento, pero no hemos evolucionado para integrar todo eso con los jugadores 'no correctos'», explica.
«Los culpables somos los entrenadores y nuestra mediocridad para gestionar el desorden controlado y el riesgo»
Miguel Rodrigo
Para el granadino, que ocupó los cargos de instructor FIFA y observador UEFA, las reglas actuales también tienen su cuota de culpa, pero menor. «Yo he jugado dos mundiales y campeonatos de Asia con estas reglas, y por ejemplo con Azerbaiyán en los octavos de final del Mundial de Colombia perdimos 9-12 o 9-13. Íbamos 7-7 a la prórroga. Con mis tailandeses menuditos contra Azerbaiyán que era tercera de Europa y tenía siete brasileños de primer nivel, quise correr, poner un ritmo agitado... Fue un partidazo, pero me dieron unos leñazos... 'Así no se juega', me decían. ¿Qué pasa, que el contraataque o las transiciones rápidas no son fútbol sala? ¿Hay que jugar todo posicional y balón parado? Estas reglas son un pelo más defensivas pero claro que se puede. ¿Es un problema de los jugadores? Tampoco. Porque tú al jugador le dices que hay que poner el balón en el suelo y que solo se pegue un pelotazo cuando sea necesario. No como se dice ahora: 'que no nos la quiten jamás saliendo de presión, la tiramos y vamos arriba a presionar'. ¡Son los entrenadores!».
Reglas, uso y abuso
Para explicarlo mejor Rodrigo pone un ejemplo muy claro: «Mira, ponemos la regla de que el balón no pueda pasar del centro del campo como antiguamente. Claro, pero esa yo la usé en Japón para intentar jugar y ¿qué pasa? Que saca el portero a un ala que tiene en la esquina y es él el que da el pelotazo. O fíjate lo que hacían los japoneses: ponían a un tío alto en el círculo central para que sacara el portero y él la peinara y ya pasaba al otro campo. Es igual, si el problema es que si no quieres jugar pues lo vas a hacer absolutamente igual».
«Ahora solo se quiere administrar a los jugadores correctos, que jueguen a dos toques, que jueguen 4-0, y en consecuencia hay un exterminio del jugador regateador o del rol de pívot. Son jugadores que generalmente son peores defensores y dejan de comprender tanto el juego como los otros, y no se les quiere. ¿Qué pasa? ¿Que dejan pasar a los rivales? Será que no defienden como Pola o Adolfo, pero claro, tampoco Pola o Adolfo hacen el trabajo de Solano, que es un especialista. Antes se comprendía que mientras metieran 50 goles tenías que ponerte al servicio de jugadores como Igor o Guga. Esa era la magia de un entrenador que administra sus piezas y las engrana como un tetris».
Otro caballo de batalla es la regla del portero-jugador, que permite a los guardametas salir de su área y pisar sin límite de tiempo el campo contrario, y su abuso. «El otro día ves el Benfica-Sporting en Portugal y al final los que acaban con más tiros son los porteros. Todo el mundo se mete atrás cuando sale, todo parado, pases lentos... hasta que tira el portero. Ya no hay transición, no hay ganar la espalda... no hay nada de lo que este deporte ofrecía. Al final el riesgo es lo que permitiría, aunque siguiésemos con este reglamento, que se viese más de todo». Y vuelve a la figura del técnico: «Es muy curioso lo de los tiempos muertos: un entrenador pide calma, 'no nos interesa correr, nos interesa el control'... pero conectan luego con el otro banquillo y está diciendo exactamente lo mismo. ¿Por qué no se puede correr? ¿Y si robo y tengo un dos para dos? Y si están Catela y Chino ¿por qué no pueden correr si son buenísimos regateadores?»
«Si esto sigue así es el exterminio total»
«Mira, la regla de que el portero no salga de su área yo sí la recuperaría. Porque al final, sacar de banda o de esquina con el pie, se siguen marcando goles y es hasta más cómodo. Que bote o no bote en tu campo antes de pasar al otro, al final si quieres llegar encuentras una fórmula... Lo pondría que en saque no se pudiese pero que después de blocaje sí, para poder lanzar una contra. Eso es bonito. Pero lo horrible es que el portero pueda salir del área. Porque si no sale se multiplica el número de finalizaciones, porque lo que sí comprobamos es que el rol del portero como último defensor se ha multiplicado. Ahora de diez posibles finalizaciones ocho te las tiran por tierra con una salida».
«Yo en Japón jugaba con esa regla, para que aumentase el número de finalizaciones y sobre todo para que aprendiésemos a defender bien, porque ya no estaba el portero para solucionarnos problemas. Así incrementaron la presión al balón, leían bien las piernas dominantes para cerrar los pases y sobre todo manejaban muy bien las coberturas, mirando muy bien al balón y a sus oponentes. Ahora te despistas y sabes que está el portero, pero cambiando esta regla eso no ocurriría. Ese cambio para mí sí que sería vital, daría un montón de espectáculo. Que salga el portero es bonito a veces, pero como la gente abusa... se convierte en un deporte lento, previsible, que no engancha ni a un espectador. Además, limitando al portero a su área, conseguimos recuperar espacio, pues ahora con diez tipos preparadísimos físicamente sobre la pista nos quedamos sin espacio para jugar. De ahí que algunos técnicos pidan incluso aumentar las dimensiones de la pista», apunta.

«Si esto sigue así es el exterminio total, porque los niños cada vez lo juegan menos», se lamenta. Y aboga por «una reflexión, alguna especie de mesa redonda o de jornadas... pero el clima es de guerra y nadie quiere hablar, hay miedo». «Si empezase a aparecer otro tipo de juego, de riesgo, tuviesen de nuevo protagonismo los regateadores y los pívots sin eliminar lo otro, pues yo creo que se activarían alternativas». Sueña despierto Miguel Rodrigo, pues la división de este deporte en España es ya desde hace tiempo un lastre para cualquier evolución y desarrollo.
La guerra interna y una 'gran sentada'
Hace meses este periódico inició una consulta entre los técnicos de este deporte para analizar esta situación que ya se atisbaba. Antes de abandonarla por las dificultades de los protagonistas para poder hablar con plena libertad, surgieron varias ideas interesantes. Un entrenador mítico, ya retirado de la élite como Eduardo García Belda, 'Miki', aventuraba un futuro complicado para el fútbol sala en España. «Hemos evolucionado poco en la forma de jugar. Durante mucho tiempo fuimos referente, los demás cogieron nuestro modelo y crecieron y nosotros nos hemos estancado. Nos hemos creído el ombligo del mundo, como Brasil, y nos hemos parado. Mientras que no hagamos autoevaluación y una crítica constructiva y dejemos de tirar balones fuera... no vamos a ir hacia arriba».
Una remontada que el valenciano ve complicada por la guerra que vive este deporte en España, con la división en dos polos (LNFS y RFEF), pues «mientras que por encima estén estas guerras de estás conmigo o contra mi, el fútbol sala seguirá estancado».
Para Miki que el futsal dependa «de la federación de fútbol no es malo, pero dentro de eso nos tienen que dar la independencia para gobernarnos nosotros, y eso no existe». Con esa independencia y para revitalizar el deporte del 40x20, este ilustre veterano apostaría por unas reglas propias para la competición española, o incluso por limitar el número de jugadores seleccionables que puedan coincidir en la pista. «Pero habría que sentarse y pensarlo. Con una comisión de reglamento para analizar con gente independiente, que no cargasen con ninguna 'mochila'».

«Mientras que por encima estén estas guerras de estás conmigo o contra mí, el fútbol sala seguirá estancado»
Eduardo García Belda 'Miki'
Para Sito Rivera, otro trotamundos de los banquillos, «el reglamento FIFA, con el nivel físico que hay ahora, iguala a todo el mundo por lo bajo. De ahí que las reglas no sean lo mejor para el espectáculo. No es lo mismo la preparación física de ahora que la de los 90. Y hay que evolucionar».
«Nadie veía que las reglas fueran buenas cuando cambiaron, pero para algunas cosas era muy positivo estar dentro del fútbol. Pero ahora, desde dentro, tendríamos que luchar para cambiar el reglamento. Sin embargo las federaciones de fútbol lo tiran, asi que dudo mucho que yo vea un cambio de reglas. Y si a eso se une que a nivel interno estamos divididos...»
En el polo opuesto, como representante de las nuevas generaciones de entrenadores que llegan a la élite, y con una amplia experiencia internacional pese a su juventud, habla Alberto Arteaga. Y el técnico aragonés aporta una última línea clave para la transformación del fútbol sala: «Hay un cambio cultural, que ha afectado la sociedad, y hace que hoy se juegue menos en las calles... con lo que se pierde mucho talento puro».
Para mejorar la situación cree que hay que «enfocar el talento, que pese a todo sigue existiendo, darle una dirección y aportar ideas. Hay miles y cada país está encontrando su manera de crecer. Aquí en España quizás se podría hacer también un comité de expertos que aportase ideas, pero contamos con el problema de que se rema en diferentes sentidos. Y todo lo que nos separa nos hace menos fuertes, es obvio. Y a esto no se le ve solución evidente ni fácil».
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