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Natación

Duro alegato contra la nadadora trans Lia Thomas: «Fuimos obligadas a competir contra un hombre biológico»

Riley Gaines, una de sus rivales, muy dura contra su participación en competiciones femeninas

«La integridad de los deportes femeninos se ha perdido», argumenta

¿Discriminación o ventaja? El complejo encaje de los deportistas trans en la competición

Lia Thomas y Riley Gaines Twitter
Miguel Zarza

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Aunque hace tiempo que no ocupa el primer plano de la actualidad deportiva, el caso de la nadadora transgénero Lia Thomas sigue estando muy vigente. El punto culminante de la polémica fue el año pasado, 2022, durante la disputa de la Ivy League, una competición que pone en liza a las ocho mejores universidades del noroeste de los Estados Unidos. A la misma acudió Thomas aún en su proceso de transición física, demostrando una gran superioridad sobre el resto de competidoras e incluso superando los récords de estrellas mundiales como Missy Franklin o Katie Ledecky. Además de hacerla viral, su supremacía provocó las quejas de varias compañeras y asociaciones, que pidieron una regulación más dura para que atletas transgénero con un nivel elevado de testosterona no participasen en pruebas femeninas, recogida ya para la siguiente temporada por 'USA Swimming', la federación estadounidense de natación.

Entre las nadadoras que alzaron la voz contra la participación de Lia Thomas en pruebas femeninas siempre destacó Riley Gaines, nadadora de la Universidad de Kentucky y campeona universitaria en 12 ocasiones, incómoda por tener que compartir piscina e incluso vestuario con su rival de Pensilvania.

Recientemente, durante la presentación de un proyecto de ley en Virginia denominado 'Igualdad en el deporte femenino', Gaines ha hecho un contundente alegato contra la participación de Thomas en pruebas femeninas y contra la National Collegiate Athletic Association (NCAA), rememorando lo que supuso, hace ya casi un año, para ella y otras compañeras competir contra la nadadora transgénero.

«Soy una de las nadadoras de los 200 mariposa más rápidas de todos los tiempos, pero el 17 de marzo del año pasado mis compañeras y yo, y otras nadadoras de otras universidades, fuimos obligadas a competir contra un hombre bilógico llamado Lia Thomas. Permitieron a Thomas competir en división femenina tras hacerlo en el equipo masculino de natación de la Universidad de Pennsylvania durante tres años», comienza su discurso.

«Observamos desde fuera de la piscina cómo Thomas ganaba el título nacional en los 500 estilo libre, derrotando a las atletas femeninas más impresionantes y consolidadas del país, incluyendo a mujeres que sostenían récords nacionales y olímpicos, y considerando que el año anterior, Thomas, como máximo, llegó al puesto 400 y algo entre los mejores nadadores del país en categoría masculina», prosigue el alegato.

«Al día siguiente Thomas y yo competimos en los 400 estilo libre y terminamos empatadas, incluso en las centésimas de segundo. Como sólo había un trofeo la NCAA me dijo que no me lo llevaría yo porque se lo iban a dar a Thomas. Cuando lo cuestioné me dijeron que ella lo necesitaba para la foto. Las políticas de la NCAA lo que han hecho es excluir a las deportistas femeninas», criticó.

Las quejas de Gaines no acaban ahí, pues relató también el impacto que les provocó al resto de competidoras tener que compartir vestuario con Lia Thomas cuando aún no había terminado su transición física.

«Esto no es todo, además de haber sido forzadas a renunciar a nuestros premios, títulos y oportunidades, la NCCA nos obligó a compartir el vestuario con Thomas, un hombre de 22 años que mide 1,90 y aún mantenía sus genitales masculinos. Permítanme ser clara: no se nos advirtió esto ni se nos preguntó por nuestra aprobación. Puedo confirmar la extrema incomodidad dentro del vestuario cuando te dabas la vuelta y veías a un hombre mirándote cómo te desvestías mientras él se desnudaba. Por lo menos espero que puedan ver esta violación a nuestra privacidad y cómo muchas de nosotras nos hemos sentido incómodas, sorprendidas, avergonzadas, y hasta traumatizadas con la experiencia».

La atleta remató su relato argumentando que «el número de deportistas femeninas a las que se les están negando oportunidades o que han sido traumatizadas o heridas por políticas que afirman promover la inclusión, crece a un ritmo alarmante en este país». «La integridad de los deportes femeninos se ha perdido», zanjó.

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