Duplantis, el hombre sin techo

Duplantis hizo una competición de libro. Arrancó en 5,55 metros, una altura que le sirve para comprobar su talonamiento y calentar. Lo importante comenzó con el listón situado en seis metros justos. El altísimo nivel de la prueba en Tokio quedó reflejado por el hecho de que hasta siete atletas seguían en competición cuando el listón quedó situado en 6,00.

El atleta de Louisiana, que compite bajo bandera sueca gracias a la nacionalidad de su madre, salvó los seis metros sin problemas en su primer intento. También lo hizo el griego Emmanuel Karalis, que se ha convertido de forma clara en el número dos absoluto de la especialidad. El heleno es otro de los responsables de los récords de Duplantis. Lo empuja en todas las competiciones para que saque su máximo rendimiento.

El juego táctico comenzó en 6,05. Tanto el griego como el sueco decidieron no intentar esta altura y subir directamente a 6,10. Duplantis salvó esta nueva altura a la primera, sin pestañear, sin titubeos. Karalis hizo un buen intento pero el listón cayó. Esto le obligaba a reservar sus dos intentos restantes para alturas superiores.

El listón se sitúa en 6,15 y Duplantis vuelve a realizar un salto magnífico que huele ya a medalla de oro. El griego hace otro buen salto, supera bien el listón en la aproximación pero lo derriba con la axila. Las cosas se le complican: debe jugarse su última tentativa en 6,20, altura que Duplantis decide no intentar.

Karalis, de 25 años, con un récord personal de 6,08, vuelve a hacer un buen salto, esta vez sobre 6,20, una altura gigantesca para él. Al final lo tira con el brazo y así entrega ya la victoria a Duplantis. Se funden en un gran abrazo. Sus viajes por el circuito mundial han cimentado una gran amistad.

Y Duplantis queda solo. Como siempre. El día de la marmota. El listón se sitúa a 6,30 metros del suelo, un centímetropor encima del récord de Budapest. Pide aplausos, cierra los ojos. Hace un gran salto pero derriba con la mano.

Cinco minutos de descanso. Se quita las zapatillas Puma para volvérselas a poner. Por hacer algo. Vuelve a hacer una meditación rápida, ojos cerrados, respiración profunda. De nuevo ejecuta un salto magnífico, parece que ya es válido pero un ligero toque, esta vez con la rodilla, vuelve a derribar el listón.

Los pertiguistas saben que tienen tres vidas. Mondo vuelve a tomarse su tiempo, conversa con Lavillenie (otro explusmarquista mundial) y se dirige a su padre, en la grada. «Voy a dejarlo todo igual», le dice, hablando de la cercanía de los saltómetros con la colchoneta. Por tercera vez, Duplantis vuelve a volar por el tartán. Se impulsa a la perfección, catapulta, giro sobre el listón, la perfección. El listón no cae. 6,30 metros. Mondo entra en éxtasis y sale corriendo de la colchoneta. Historia del atletismo.

Javier García Chico, medallista de bronce en los Juegos de Barcelona'92, el mejor pertiguista de nuestra historia, sigue bajo el impacto del récord cuando conversa con ABC. «Lo de este chico es brutal (risas), qué puedo decir. Ha sido una gran competición, el séptimo ha saltado 5,90, pero es que Duplantis está un 200 por cien por encima de sus rivales. Entra en el salto a una velocidad que hace 10 años diríamos que era imposible».

¿Y ahora qué? ¿Cuál será la motivación del de Louisiana? «La verdad es que ya ronda sus límites», confiesa García Chico, que compitió en muchas ocasiones contra el padre, Greg Duplantis, en los años noventa. «Quizá puede llegar a 6,35, pero ahí se quedará. Seguirá compitiendo porque las expectativas económicas que se le abren son enormes. Y hablo de muchos millones de euros. En lo deportivo ya va sobrado, pero es joven, tiene 24 años y mucha vida por delante. Va rentabilizar esto todo lo que pueda, centímetro a centímetro, año a año».

Conviene recordar que la infancia de Duplantis ya fue diseñada para convertirlo en una superestrella del salto con pértiga. A los cinco años, su padre ya le construyó una zona de caída en el jardín de su casa a base de trozos de espuma. Dos años más tarde compraron al equipo de la universidad de Louisiana un rollo de tartán de 50 metros para que efectuara su carrera hasta el listón. Buceando en YouTube se pueden encontrar videos del jovencísimo pertiguista desde los 7 años y se puede comprobar su progresión año a año. Pronto se convirtió en un personaje famoso en Louisiana e incluso a los 10 años ya mostró sus dotes de celebridad dando una rueda de prensa en la que apareció luciendo un extraño sombrero.

Nacido en Lafayette, en el estado de Louisiana, Duplantis ha vivido siempre en los Estados Unidos. Representa a Suecia gracias a que posee la ciudadanía de ese país por su madre, una heptatleta del país nórdico, y a que su padre siempre decidió que iba a ser más fácil lograr la clasificación olímpica en un país pequeño. Greg Duplantis, pertiguista de élite en los años ochenta, participó en los difíciles Olympic Trials americanos en cuatro ocasiones… y nunca logró una de las tres primeras plazas necesarias para ir a los Juegos. De todo se aprende.

La exhibición de Duplantis cerró una maravillosa tarde de atletismo. Por parte española, el salto de longitud brindó grandes noticias. Lester Lescay voló hasta 8,21 metros y se planta en la final (martes a las 12.00) con el segundo mejor salto de los participantes, sólo superado por el jamaicano Gayle, que aterrizó en 8,28 metros. Y el catalán Jaime Guerra, ya restablecido de su lesión, logró un salto de 8,13 que también le catapulta a la final con el quinto mejor registro. Los tiempos de Antonio Corgos y Yago Lamela parecen volver para nuestro atletismo.

Adrián Ben, corriendo con mucha inteligencia, logró un valioso pase para la final de los 1.500 metros, donde deberá vérselas con los escoceses Kerr y Wightman. El de Viveiro ya le ha cogido el pulso a su nueva distancia y se desenvolvió con sabiduría en su semifinal.

Quique Llopis fue la otra gran noticia del día. El de Gandía corrió su eliminatoria con oficio, con maestría, ganó su serie y paró el crono en 13.22. Su tiempo sólo fue batido por los jamaicanos Mason (13.17) y Bennett (13.20). Lástima la eliminación de Asier Martínez, que deberá olvidarse rápido de 2025.