Dani Alves se sienta en el banquillo de la Audiencia por la violación en una discoteca de Barcelona

La intención de su defensa, ahora en manos de Inés Guardiola, es alcanzar un acuerdo de conformidad, por el que el futbolista aceptaría el delito cometido, viendo rebajada así su pena de prisión, donde lleva ya más de un año. Además, indemnizaría a la víctima con una cantidad que superaría con creces los 150.000 euros que fijó la instructora del caso –y que el brasileño consignó ante el juzgado–. Ante las especulaciones que apuntaron a un posible acuerdo, la abogada de la denunciante apuntó el pasado noviembre, vía comunicado, que, pese a las conversaciones mantenidas entre las partes, a instancias del brasileño, rechazaban alcanzar un pacto porque «los daños morales y las secuelas son irreparables».

La previsión es que el juicio, que arranca a las 10 de la mañana, se alargue durante tres sesiones, hasta el miércoles. No será a puerta cerrada, tal y como solicitaron tanto la acusación particular y la Fiscalía, a excepción de la declaración de la denunciante. La grabación de la misma se captará con su imagen pixelada y la voz distorsionada para evitar posibles filtraciones. Además, ninguna de las partes podrá dirigirse a ella por su nombre, para evitar que se difunda su identidad, algo que ha prohibido la Sección 21. Todo ello, a pesar de que la madre del brasileño ya compartió en sus redes sociales vídeos de la misma, en la que constaban sus datos personales.

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El juicio empezará con el trámite de cuestiones previas y para este mismo lunes está prevista la declaración de la denunciante. También el interrogatorio a Alves, aunque su defensa puede solicitar que lo haga en la última vista, algo habitual para que los acusados puedan declarar una vez conocidas todas las pruebas presentadas ante el tribunal.

La previsión es que el martes sea el turno de los testigos, y que las pruebas periciales se reserven, junto a los informes finales de las partes, para el último día de juicio. Tres sesiones para las que se han acreditado más de 270 periodistas de 70 medios de comunicación. Entre ellos, medio centenar de medios extranjeros.

Los hechos se remontan a la madrugada del 30 al 31 de diciembre de 2022, en la discoteca Sutton de Barcelona, donde el futbolista habría agredido sexualmente a la denunciante. En su escrito de acusación, la Fiscalía recoge que aquella fecha, Alves acudió al local junto a un amigo, donde accedió a un reservado, junto al que hay un pequeño aseo. Fue allí donde solicitó a un camarero que invitase a la joven, que estaba con su prima y una amiga, a unirse a ellos. Éstas rechazaron la primera invitación pero, «ante la insistencia», finalmente accedieron. Allí, el brasileño las invitó a champán y «estuvieron los cinco bailando y charlando».

Tras agarrar varias veces la mano de la joven para ponerla en su entrepierna, el futbolista accedió al espacio colindante, que alberga el lavabo, y llamó a la chica, que fue tras él, aunque Alves fue el último en entrar, «cerrando la puerta», precisa la acusación. Cuando la chica vio el cubículo pidió que la dejase salir, pero éste se negó y comenzó a manosearla. Alves «se sentó sobre la tapa del retrete y agarró con fuerza de la cintura» a la denunciante, «haciendo que se sentara sobre él, levantándole el vestido, siendo que ante la negativa de la víctima el procesado mantuvo una actitud despectiva hacia ella».

Fue entonces cuando el brasileño «se bajó los pantalones y tiró del pelo de la víctima con fuerza, haciéndola caer al suelo de rodillas, tratando de obligarla a practicarle una felación, logrando resistirse ella». Después le propinó varias bofetadas en la cara mientras le exigía que dijera «soy tu putita». La chica le pidió «reiteradamente» que la dejase marchar, pero Alves no la dejó. «Ante la actitud violenta que éste mostraba, se sintió impresionada y sin capacidad de reacción, llegando a sentir que le faltaba el aire, dada la situación de angustia y terror ante lo que estaba viviendo», sostiene la Fiscalía, en base a lo que la propia joven explicó durante su declaración.

Tras ello, la habría violado sobre el lavabo, para luego salir del aseo, dejando allí a la víctima, para volver a su mesa, donde cogió una copa y luego se alejó. Segundos después fue la joven la que abandonó el aseo, buscó a su prima y, tras despedirse del amigo de Alves, enfilaron la salida de la discoteca. Fue entonces cuando rompió a llorar, y el personal de seguridad del local la atendió, activando el protocolo de agresiones sexuales. Cuando esto ocurrió el futbolista abandonó el local, sobre las 4.06 horas, cruzándose con la chica y su familiar, aunque sin mediar palabra.

En la misma línea, el escrito de la acusación particular, que en vez de nueve, como el Ministerio público, solicita doce años de prisión para Alves por la agresión sexual.