Cristina Gutiérrez y Pablo Moreno: «Los camellos que nos ven por el desierto deben pensar que somos tontos»

-¿Cómo están viviendo el Dakar?

-Cristina Gutiérrez: Estamos bastante tranquilos. No paramos desde que hemos llegado. El día antes del prólogo fue más de descanso y de pasar todos los controles administrativos. Aprovechas para ir viendo amigos. Es todo muy familiar porque conocemos a todo el campamento y te vas parando. Y a partir de ahí, sin descanso.

-¿Cómo van a afrontar la carrera?

-C.G: No hemos dejado nada para el último día. Yo soy muy de revisarlo todo y Pablo también, pero aunque tengas las cosas claras tienes que saber que el Dakar es una carrera donde hacer planificación es complejo porque no sabes lo que va a pasar. Tienes tres o cuatro planes y si cuadra alguno, pues bien.

-Pablo Moreno: Es la carrera más incontrolable del mundo. Veníamos de mucha competición en Challenger y creo que ambos nos hemos adaptado bien al cambio.

-C.G.: Antes hablábamos más y ahora las notas tienen que ser mucho más cortas y concisas. No te puedes parar. Yo le pido que simplifique. Es muy complicado porque a él le dan un dibujo, lo tiene que interpretar, transmitírmelo a mí y yo interpretar lo que me quiere decir…. Son dos interpretaciones en 200 metros, por eso tenemos que ir con mucha antelación.

-Como el juego del teléfono…

-C.G.: Sí, un teléfono escacharrado (risas).

-P.M.: Yo leo lo que un tío ha interpretado, lo ha dibujado y tengo que transmitírselo a ella y que coincida todo.

-C.G.: Pero muchas veces no cuadra.

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-¿Cuántos Dakar llevan juntos?

-P.M.: Cuatro, este es el quinto.

- Ganadores el año pasado en Challenger y en equipo oficial en este, ¿les miran diferente ahora?

-C.G.: No, porque el Challenger es una competición muy ajustada. Tienes que ir al máximo porque a la que pierdes velocidad pierdes minutos y estamos acostumbrados a esa presión. Al ascender al Ultimate hay otros favoritos y a nosotros eso nos quita presión. Nasser y Loeb esta presión la tienen porque tienen que salir desde el primer momento a ganar. Por ahí estamos más tranquilos, pero es cierto que vamos a salir a competir.

-¿Cuál sería un buen puesto?

-P.M.: Un top-10 estaría bien.

-C.G.: Ambicioso, un top-5, pero es complicado y sobre todo el primer año. Siendo realistas, viendo como fuimos en Marruecos y sabiendo que hay más gente y más etapas… un top-10 es viable.

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-Entre la lucha Nasser, Loeb y Carlos Sainz, los Toyota…

-C.G.: Y los Mini… Yo creo que el Dakar se lo jugarán entre Carlos, Loeb y Nasser.

-¿Pero está poniendo un triple en la quiniela, eso no vale…

-C.G.: A mí me haría ilusión que ganara Seb este año.

-P.M.: Si los coches tuvieran más años le diría que el podio sería Loeb, Nasser y Carlos. Pero estamos hablando de dos marcas nuevas y nunca una marca nueva ha ganado nada más llegar.

-¿Es el Dakar más abierto de los últimos años?

-P.M.: Seguramente sí. Es en el que hay más pilotos que puedan ganar.

-C.G.: Sí. Y pilotos que no están acostumbrados a estar ahí arriba.

-P.M.: Además, hay muchos coches alineados. BMW mete cuatro coches, Toyota participa con ocho, Ford compite con cuatro, Dacia con tres… Hay veinte pilotos rápidos con un coche con capacidad de ganar y que estarán en lucha.

-¿Se siente más observada por ser mujer o cree que esa barrera ya está derribada?

-C.G.: Puede ser que me sienta más observada porque es como más raro que pilote una mujer, pero no en plan malo… Es como si vas a una ver una competición de natación sincronizada y ves a un chico, que te llama más la atención porque no es la costumbre. Pero cada vez se están viendo más chicas en el mundo del motor, lo estamos haciendo bien y si encima hay una marca que te da la oportunidad para estar en un equipo oficial… El otro día lo pensaba. Solo hay dos equipos oficiales, Ford y Dacia, siete coches… Hay menos de diez pilotos en el mundo que pueden acceder a un proyecto oficial y una de ellas soy yo.

-¿Se lo ha tenido que currar más por ser mujer?

-C.G.: Acceder a un equipo oficial es igual de duro para un hombre que para una mujer. Tuve la suerte de estar en un proyecto como el Junior Team, que tienes coche, competitividad y oportunidades de hacer carreras y test… Si es cierto que igual tienes que hacerte valer más porque la gente no se cree que eres rápida y piensan que solo te han cogido por el hecho de ser mujer. Esa duda siempre existe.

-P.M.: Si el año pasado no llegamos a ganar esa pregunta se la hubiera hecho mucha más gente interiormente ¿Por qué suben a esta tía? Sin embargo, ahora todo el que tenía esa duda en la cabeza, esa duda neandertal, ahora se tiene que callar porque Cristina ganó la categoría y lo que hace es subir. Hubiera sido lógico subir sin ganar, pero es que encima lo ha ganado…

-¿Esa mentalidad neandertal está al acecho?

-C.G.: Eso siempre está. Pierdes muy rápido la confianza de la gente, pero tienes que estar rodeada de personas que valen y olvidarte de los comentarios. Si hubiera hecho caso a todo lo que se decía durante toda mi vida no estaría ahora aquí.

-P.M.: Creo que es algo más de fuera del motorsport que de dentro. El año pasado lo hablábamos cuando ganamos. En el proyecto Junior Team eran cuatro pilotos, los cuatro están ahora en T1+ en proyectos oficiales o semioficiales y la única que ha ganado el Dakar ha sido ella. Todos son muy buenos, vale, pero ¿quién tiene el título en Challenger? Cristina.

-¿Ve imposible ganar el Dakar?

-C.G.: Imposible no porque el Dakar es una carrera superabierta. Está claro que hay pilotazos, con mucha más experiencia que yo, pero al final nunca se sabe lo que puede pasar. Sé que puedo avanzar y aprender un montón de cosas. Estamos trabajando mucho dentro y fuera del coche, con ingenieros y mecánicos. Si alguien es crítica y exigente conmigo soy yo. Sé que vamos a evolucionar mucho ¿Cuánto? No lo sé. Si Loeb no tiene ningún Dakar y ha participado en siete u ocho quiere decir que no solo es ser rápido, sino que tienen que pasar muchas cosas parea que eso ocurra.

-Imaginen que llegan los tres, Nasser, Loeb y ustedes, a la última etapa en un puño ¿Qué pasaría? ¿Habría órdenes de equipo?

-C.G.: Habría que preguntar por aquí (risas). No lo sé. Supongo que… la verdad es que no lo sé… Ni siquiera me he planteado esa situación. Igual nos dan libertad.

-¿Cómo es la relación con Loeb y Nasser?

-C.G.: Muy buena. Nasser se ha llevado ahora a Pablo a dos carreras en Challenger. Así aprende de otra persona y me puede dar información que a mí me vale. Le pregunto cómo hace esto y lo otro… Al final la relación es superbuena, hablamos de todo, son muy abiertos. No se guardan nada.

-P.M.: En mi caso, son mis ídolos desde hace veinte años y ahora me aconsejan sobre lo que tengo hacer.

-C.G.: Sí, Pablo tenía un perro que se llamaba Seb (risas).

-P.M.: Encontrarte con tu ídolo… Es como un niño al que le gusta el fútbol y que el día de mañana está cenando con Cristiano Ronaldo y éste le dice cómo tienen que chutar un penalti. Pues ese símil lo tenemos aquí ahora y tenemos suerte porque son abiertos y nos informan, nos ayudan, nos corrigen… Tanto ellos como sus copilotos, que son de los mejores y que llevan 20 años haciéndolo.

-C.G.: Sí, los briefings los hacemos todos juntos, no se separan.

-P.M.: Tenemos mucha suerte, no sé si en el resto de los equipos será así. Yo siento libertad total y apertura total por su parte.

-¿Se sienten con Dacia el Dream Team del Dakar?

-C.G.: Hombre, yo cuando me veo al lado de Loeb y Nasser, pienso, 'madre mía…'. Está guay la imagen de dos leyendas y nosotros que estamos empezando. Ves al Dakar con esas ganas de que siga creciendo en generaciones. Hace cinco años veía imposible estar en un equipo oficial.

-¿Cuánto de locura tiene esto para que quieran repetir cada año?

-C.G.: Te tiene que gustar. Con lo que hemos pasado las primeras veces, ahora tienes lo mejor de lo mejor que puedes tener en el Dakar. Tienes tu autocaravana… Nosotros empezamos en tiendas de campaña, un coche que se rompía cada día y te pasabas toda la noche reparando… Ahora es otro Dakar.

-¿Antes lo sufrían y ahora lo disfrutan?

-C.G.: Ahora se sufre de otra manera.

-P.M.: Se sufre por presión. Ahora se sufre por luchar y antes era más duro física y mentalmente. Pero todos los años hay un breve periodo de tiempo cuando acaba el Dakar que piensas 'ya no vuelvo más' y se te pasa rápido.

-Y encima a usted que no le dejan conducir y va dando bandazos…

-P.M.: (risas). O te gusta o lo odias. Vienes aquí y solo hay dos opciones: o te enamoras y sigues viniendo todos los años, o vienes y piensas que están gilipollas y no vuelves más. Por las condiciones, por el poco descanso, por trabajar tanto por las noches...

-Y enciman los pilotos y copilotos pagan por venir. Tienen algo de masoquistas…

-C.G.: Sí. A veces piensas que los camellos que nos ven dando vueltas en el desierto se deben pensar que somos tontos, pero bueno…

-P.M.: Si te gusta acabas viniendo. A mí se me pasa el año superrápido.

-¿Ya han asimilado que han ganado el Dakar?

-C.G.: No soy consciente todo el rato. Me cuesta. A veces tienes que ver a la gente pasando las verificaciones para pensar: 'ostras, a todos estos los gané el año pasado'. Cuando lo consigues tú eres menos consciente. Pero, ¡ostras!, a veces pienso: 'jo, que guay'.

-¿Y cómo lo vive el copiloto, que nunca figura en ningún sitio?

-P.M.: Cristina me valora, pero yo cuando menos aparezca mejor. Entiendo que hay gente que lo lleve mal porque es una disciplina en la que los dos son necesarios. Estamos en un punto en el que se ha corregido el tema de la mujer, se llegará a corregir esto y se pondrá de relieve a piloto y a copiloto. Pero a mí no me molesta para nada. Es más, prefiero que no me conozca nadie, pero es verdad que el trabajo que hacemos es importante como para que no aparezca en muchos titulares.