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Contador se agarra a un solomillo

El triple ganador del Tour atribuye su positivo por clembuterol a un filete contaminado

Alberto Contador lo pasó mal, ayer, en la rueda de prensa que ofreció en su localidad, Pinto (Madrid). AFP

JOSÉ CARLOS J. CARABIAS

Rodeado de cámaras, flashes y manos levantadas a cientos en un hotel de las afueras de Pinto, a Alberto Contador se le secaba la boca. «Agua, pásame agua», le decía en voz baja, rajada, a su hermano y mánager Fran Contador. La inspección no dio frutos al primer intento y otra vez se escuchó el tono lánguido, entrecortado del ganador del Tour. «Agua, dame agua».

El líquido llegó al vaso, el ciclista se aclaró la garganta y prosiguió con su rueda de Prensa a pecho descubierto. «Preguntadme lo que queráis. Con la verdad se va a todos los sitios. Hablaré alto y claro». Hundido, con el ánimo triturado y el valor torero de los tipos que mueren matando, el madrileño confirmó que tiene una notificación de la Unión Ciclista Internacional (UCI), según la cual dio positivo por un ínfimo margen, escaso y casi ridículo, 51 kms por hora en un tramo limitado a 50 en el segundo día de descanso del último Tour, cuando era líder y defendía su camiseta.

Positivo por clembuterol, una sustancia en desuso en los bajos fondos del pelotón que se consideraba desterrada por obsoleta y que tiene propiedades anabolizantes y broncodilatadoras. Amplía la musculatura del organismo y facilita la respiración a los asmáticos, pero es fácilmente detectable en los controles.

La versión de Contador refleja que su amigo José Luis López Cerrón, antiguo ciclista del Zor BH, ex director y actual organizador de la Vuelta a Castilla y León, compró carne de vacuno en una tienda de Irún por encargo del jefe de cocina del equipo Astana, Paco Olalla, antiguo cocinero de la selección española. Contador dice que el solomillo que ingirió en el día de descanso contenía clembuterol y que sólo así se explica la ínfima cantidad de esta sustancia (0,0000000005 gramos por mililitro) que apareció en su organismo.

El laboratorio de Colonia (Alemania) analizó la orina de Contador y comunicó a la UCI la mínima presencia de clembuterol, un producto químico que se usa más de la cuenta en el comercio de la carne para engordar artificialmente el peso de los animales. Por esa escasa cantidad, no se hizo oficial el positivo del ciclista madrileño, sino que se le comunicó en privado.

Durante un mes y medio, el triple ganador del Tour ha actuado en la sombra, buscando la opinión de expertos en clembuterol (ha pedido informes al médico holandés Douwe de Boer) y también hablando con la UCI y su jefe médico, Mario Zorzoli. Pero la posibilidad de que se filtrase la noticia a la través de la televisión alemana, que perseguía el asunto desde hace tiempo, y el reglamento de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) han obligado a la UCI a notificar públicamente el positivo. Positivo por escaso margen, pero positivo al fin y al cabo.

«Llevo un mes y medio sin dormir; estoy triste y decepcionado –aseguró—. Pero no lo voy a tolerar porque estamos hablando de una injusticia. Yo, más que nadie, he estado a favor de los controles antidopaje en el ciclismo porque eso nos permite a todos competir en igualdad de condiciones y que no haya trampas, pero es obvio que estamos ante un caso de contaminación alimenticia. Y así lo reconoció la UCI en una de las primeras reuniones que mantuvimos».

Contador no quiso dar el nombre de la tienda donde López Cerrón compró la carne, aunque aseguró que la UCI sí conoce todos los datos al respecto.

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