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Van der Poel no se resigna y arrebata el amarillo a Pogacar por un segundo

Extraordinario esfuerzo del holandés, que se metió en la fuga y desfalleció en el tramo final. Victoria del irlandés Healy

Clasificaciones Tour de Francia

Van der Poel llegó exhausto a meta reuters

Un día llegaron al ciclismo y se les definió por lo que anunciaban, jóvenes, carismáticos y alucinantes. Eran los nuevos héroes del pelotón, corredores que crecieron en la abundancia del dato, el uso de tecnologías y caracterizados por una valentía superior. Siempre al ataque, siempre ... dispuestos. Eran Van der Poel, Van Aert, Pogacar, Evenepoel, Vingegaard y también el que se quedó por el camino, Egan Bernal. Sinónimo de espectáculo, el ciclismo es suyo.

En Vire, final de otra etapa sensacional en el Tour, Van der Poel no se resigna después de ceder el maillot amarillo en la contrarreloj, pelea como un león, saca el colmillo, se mete en la fuga del día y por un segundo, nada, ya, le arrebata el liderato a Pogacar. En Normandía vence Healy, el menudo irlandés que escapó como un cohete.

Van der Poel llega a la meta arrastrando su cadáver, sin aire, la dureza de la jornada, pequeñas cotas escalonadas, le ha atravesado los pulmones. Asoma el último en el vagón de escapados que aterrizan de uno en uno. No puede con su alma. En la cima de Saint Michel Montpie contaba con casi cuatro minutos de ventaja sobre el pelotón comandado por Pogacar y ya se establecía el juego.

¿Hasta dónde aguantará el prodigio neerlandés? Al menos una semana con tal ventaja, hasta el puerto de Hautacam, los Pirineos. Es una elucubración gustosa, porque a Van der Poel le cuestan la vida los puertos de una hora, la alta montaña. ¿Podría hacer un Kivilev, un Chiappucci o un Kuss? Ciclistas que ganaron una grande o estuvieron a punto de hacerlo después de una escapada bidón.

Van der Poel es un ciclista que influye siempre en las carreras en las que participa, es su sello. También en el Tour, la primera semana le pertenece, una etapa, tres días de líder, de vuelta al amarillo. Un ciclista único en su especie.

El Visma ha acelerado con la idea del esfuerzo tribal. Vingegaard tiene que apoyarse en su equipo (Simon Yates iba en la fuga) para plantear una duda a Pogacar, quien de momento no se inmuta. Pero el apretón recorta minutos a bocados respecto a Van der Poel, que se ha fundido en la última cima.

Por allí vuela Healy, el pequeño irlandés sin aspecto de ciclista que esconde un motor de gran cilindrada en su interior. Su ataque a 40 kilómetros es definitivo, nadie puede con él: ni Simmons, ni Storer, ni Yates ni el extenuado Van der Poel.

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