Triunfa la fuga de la fuga antes de la gran montaña

En la reducción de la gran escapada camino de Rivoli, a las puertas de Turín, vence un alemán perseverante, valga la redundancia, Nico Denz. El galés rescatado del baúl de los recuerdos, Geraint Thomas, todo un ganador del Tour, pone en juego su maglia rosa a partir de mañana.

Si la fatalidad no lo impedía, porque de eso se trata este Giro de Italia plagado de retirar, caídas y accidentes, la duodécima jornada era una invitación a abandonar el pelotón, a perseguir sueños en una carrera que no complace a todos los equipos.

A algunos ni se les ve, y tampoco se entiende, pues su concurso es inverso a la grandeza de las etapas. Cuanto más importante es la jornada, menos energías deben gasta los modestos. Cuanto menos se juegan los líderes, más deben exprimir ellos.

Con un puerto de segunda antes de aterrizar en Rivoli y 185 kilómetros, el asunto solo se podía ventilar desde los ataques prematuros. Uno fue masivo. Treinta corredores al acecho con algunos nombres potentes: Van Wilder, Bettiol, Fortunato, Kuss, Rubio, Matthews, Pedersen, Mollema, Formolo o el español Jonathan Lastra.

Pedersen, el velocista campeón del mundo en Yorkshire en 2019, cogió la bonificación en el 'traguardo volante' y cerró su jornada antes del puerto de segunda donde iba a sucumbir.

Surgió entonces la fuga de la fuga, casi dos minutos par Denz, Tonelli, Berwick y Skujins, buscadores de fortuna sin relevancia en la general. Con Ineos al mando y control de las operaciones en el pelotón, la escapada llegó a su fin con la victoria de Denz en un esprint superior a sus rivales.

Al Giro llega este viernes la alta montaña. Etapa superlativa con tres puertos de máxima categoría concentrados en 199 kilómetros, el San Bernardo (1.878 metros), Croix de Coeur (2.174) y Crans Montana (1.456).

Una pelea entre ciclistas diversos, el renacido Thomas y sus Ineos, el superviviente Roglic y el diésel Joao Almeida, que están separados solo por 22 segundos.