Roglic, malherido por la caída de ayer, se retira de la Vuelta

El aviso del Jumbo ayer por la noche, al comentar en voz pública que hoy se decidiría si Roglic continuaba o no en carrera ya podía hacer pensar que el esloveno no las tenía todas consigo después de la caída. Aunque no tenía ningún hueso roto, el parte médico era un relato del destrozo: policontusiones, heridas superficiales en codo, cadera y rodilla del costado derecho que han precisado de curas locales.

Y más que la valoración de los médicos de la carrera, quedaba la sensación del gran golpe que se dio el ciclista. Un impacto rotundo que tuvo continuidad en la imagen de su dolor: Roglic tumbado contra la valla, el maillot abierto, la sangre recorriendo el pecho, los codos, la pierna en el lado derecho de su cuerpo.

Roglic no quiso ir al hospital a hacerse un inmediato reconocimiento debido al mal humor que tenía después de haber protagonizado ese ataque sorpresa que dejó en cueros a Evenepoel, quien además había pinchado la rueda. Las especulaciones sobre el lugar exacto del pinchazo no dejaron de rodar en la Vuelta, aunque los comisarios lo resolvieron con una decisión salomónica, ocho segundos de retraso respecto a Roglic al dar el tiempo a ambos respecto a los grupos en los que rodaban al entrar en los tres últimos kilómetros de protección.

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No es una temporada dulce para Roglic, quien ya se tuvo que retirar del Tour en la etapa 15, sufrió una violenta caída en la etapa del pavés. Se le salió el hombro y, con la ayuda de un aficionado, se lo volvió a colocar y siguió en el Tour como fiel ayudante de Jonas Vingegaard, el danés que finalmente derrotó a Pogacar y se llevó la victoria.

La Vuelta queda ahora sin el principal adversario de Evenepoel por la lucha en la general. Roglic le había recortado un minuto al belga en las dos etapas de montaña disputadas en la Pandera y Sierra Nevada y amenazaba su maillot rojo.