Polémica por una 'chicane' en la París-Roubaix tras los accidentes de la Vuelta al País Vasco

Después de que el jueves salieran dañados el vencedor del Tour de Francia Jonas Vingegaard (neumotórax, fractura de clavícula y costillas), Remco Evenepoel (clavícula) y Primoz Roglic (golpes y magulladuras), este viernes se ha producido un nuevo incidente en las carreteras vascas, donde Mikel Landa, corredor español del Soudal, tuvo que ser evacuado tras una caída que se saldó con una rotura de clavícula.

La alarma por las lesiones de corredores tan importantes está estrechamente relacionada con los esfuerzos que las organizaciones comienzan a hacer para reducir este tipo de accidentes. Así, la organización de la clásica París-Roubaix, que este domingo celebra su 121 edición, ha tratado de adelantarse a posibles incidentes e introdujo estos días, incluso antes de lo sucedido en el País Vasco, una polémica modificación en el recorrido. Con una chicane al estilo de la Fórmula 1 a la entrada de la famosa 'Trouee d'Arenberg', justo antes de pisar el icónico tramo de adoquines de esta centenaria prueba, quiere evitar que el pelotón llegue a esta superficie a más de 60 kilómetros por hora.

La carrera suele llegar lanzada a este punto, con una velocidad cercana a los 60 kilómetros por hora, lo que unido a las lluvias de los últimos días y el barro sobre los adoquines, puede resultar muy peligroso para el pelotón. El objetivo es pues evitar accidentes a la entrada de este tramo, que pese a contar con poco más de dos kilómetros de extensión suele ser decisivo para la carrera, pero la decisión de la organización del tercer monumento de la temporada ha despertado numerosas críticas, fuera y dentro del pelotón.

Mathieu van der Poel, vigente campeón del mundo y reciente ganador del Tour de Flandes, una carrera que ya ha ganado tres veces, se mostró muy crítico con la medida en rueda de prensa: «¿Esto es una broma?«», se quejó a través de las redes sociales.

El holandés, que es un habitual de esta prueba y aspira a retener su título este fin de semana, señaló a su gremio como principal peligro en lo que a la seguridad de las carreras se refiere: «Creo que la parte más peligrosa del ciclismo son los propios ciclistas. Asumimos riesgos y ese es el principal problema, todos quieren estar delante en el mismo lugar y no es posible. Podemos cambiar muchas cosas para mejorarlo, pero nunca será completamente seguro».

Sobre la polémica novedad en la París-Roubaix de este año, Van der Poel reconoció que «es bueno que estén intentando algo». Pero inmediatamente puntualizó su comentario: «En mi opinión la chicane no es la solución correcta y además hacerlo la semana antes de la carrera tampoco es la mejor opción. Obviamente es uno de los lugares más peligrosos de la temporada, así que es bueno que estén pensando en cambiar, pero para mí este cambio no es el mejor que se puede hacer».

«Si entras en Arenberg en la posición veinte es bastante bueno, todavía estás en carrera, pero si entras en la chicane en esa posición... creo que todos los que estén detrás de las posiciones 5 a 10 se quedarán atascados y entonces fácilmente podrán perder 30 segundos», argumentó el holandés.

Pese a todo, Van der Poel no cambiará su plan de cara a la carrera del fin de semana: «Como he dicho, los corredores son el principal peligro, pero yo también me uno a la fiesta: si quieres ganar tienes que estar donde todos quieren estar en los momentos cruciales».

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La París-Roubaix es una de las clásicas ciclistas más reconocidas, con más de un siglo de historia. Sus tramos de adoquines, que le han valido el sobrenombre de 'infierno del norte', son míticos y verán este fin de semana la 121 edición de la prueba.

La carrera de 2024 tendrá su salida en Compiègne y discurrirá a lo largo de 259'9 kilómetros hasta el velódromo de Roubaix. En su recorrido hay 55'7 kilómetros de adoquín, el número más alto en los últimos 30 años.

Entre las curiosidades que la rodean destaca una que se ha podido ver esta misma semana, cuando los encargados de sus mantenimiento han empleado cabras para limpiar las hierbas que crecen entre los adoquines y en los bordes de los tramos históricos.