Philipsen repite y el coronavirus puede con Juan Ayuso

Mientras el pelotón migra hacia el sur, una triste reminiscencia del pasado hace acto de presencia. Las mascarillas vuelven a robar el protagonismo, es un combo vírico, Covid incluido, el gran enemigo de los deportistas en la decimotercera etapa del bello tránsito. Son ya diez bajas en dos días, fatiga absoluta en los rostros mientras los más valientes y sanos intentan dinamitar el llano recorrido con fugas meteóricas. La entrañable localidad de Nogaro marca el ecuador de la jornada, las cadenas comienzan a acelerarse.

El viento aprieta en las explanadas pero el UAE, con Pogacar a la cabeza, se mueve con mucha delicadeza, bien coordinado, marcando territorio ante las miradas de Vingegaard y Evenepoel. El picante entre tanta escuadra y cartabón lo pone Carapaz, un experto a la hora de incendiar el bosque. El ecuatoriano encuentra en Johannessen un extraño compañero de viaje, sudamericano y nórdico se reparten el liderazgo para dejar atrás a sus rivales. Pero su aventura acaba con la misma fugacidad con la que empezó.

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Como una colmena bajo amenaza, el pelotón se alborota en los últimos diez kilómetros. Las rotondas se suceden y la meta está tan cerca que son muchos los que llegan con opciones de victoria. Son sospechosos habituales Girmay, Van Aert y Philipsen, todos bien colocados. Abrahamsen es el primero en despegar y una nueva y durísima caída provocada por una valla manda a varios héroes contra el asfalto, De Lie y Zingle entre los afectados. Pogacar coquetea con la victoria. Sin embargo, Philipsen es un maestro de las estampidas y, tras un inicio de Tour algo irregular, suma su segunda victoria.