Maxim Van Gils se impone en la Vuelta a Andalucía más corta con ocho minutos de pedaleo

La localidad de Alcaudete, en la provincia de Jaén, ha sido el escenario en el que se ha desarrollado el único asalto de esta breve, atropellada y desdichada Ruta del Sol. Una contrarreloj de 4,95 km con una bonita subida final al castillo es toda la emoción que la gran cita del ciclismo andaluz nos ha podido ofrecer este año en el que se cumplía la 70ª edición de la carrera. Una edición en la que inicialmente no había ninguna etapa de esta especialidad, y donde finalmente no se ha podido disputar ni un sólo kilómetro en línea.

En medio de la vorágine generada por la dura noticia de que solo habría una etapa, comenzaron a salir los primeros corredores. Uno de los primeros buenos tiempos fue el de Rafal Majka (UAE), con 8 min 44 s. Después fueron entrando desempeños que se colocaban ya en tiempos de victoria, como los de Sylvain Moniquet (Lotto Dstny), Tim Wellens (UAE), Antonio Tiberi (Bahrain) y poco después, Maxim Van Gils (Lotto Dstny), quien entró en meta con una marca de 8 min 17 s. que nadie logró batir.

Aunque lejos de los tiempos de los mejores, el corredor local, el jiennense José Manuel Díaz Gallego (Burgos-BH) se exprimió en la ascensión a Alcaudete obteniendo la ovación de un público entregado y aferrado al único rato de batalla ciclista del que ha gozado la Ruta del Sol, competición más que asentada en el calendario de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Luis Ángel Maté (Euskaltel-Euskadi), que había preparado con ilusión la carrera, se despidió de ella con sentimientos encontrados en su última temporada como profesional.

En la recta final de la etapa, tomó la salida el joven Juan Ayuso (UAE), máximo favorito para el triunfo en la general cuando la Vuelta a Andalucía iba a tener las cinco etapas a las que acostumbra, y que en la contrarreloj también contaba con ciertos visos de victoria al ser diestro en la materia. Sin embargo, pese a su buen golpe de pedal, terminó con un tiempo de 8 min 27 s, algo menos de un segundo mejor que Tiberi.

Aunque el ecuatoriano del Caja Rural Jefferson Cepeda firmó más tarde una gran actuación de 8 min 30 s que le permitió colocarse cuarto, todos los ojos quedaban puestos sobre Victor Campenaerts (Lotto Dstny), especialista en contarrelojes y último ciclista en tomar la salida de la etapa. Sin embargo, y pese a un inicio favorable para él, el belga no fue capaz de estar en los tiempos de los mejores del día en las rampas que conducían al castillo de Alcaudete, llegando a meta algo fuera de forma y apeado del top diez. La merecida victoria era para Van Gils, pero el sabor agridulce de la impotencia y las ganas de más era imposible de quitar.

Las manifestaciones de agricultores convocadas por toda Andalucía por las organizaciones agrarias Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agroalimentarias echaron abajo in extremis la primera etapa el pasado miércoles 14 de febrero, en un momento en el que los corredores acudían con normalidad a la salida de la carrera en La Herradura, Almuñécar, ajenos a la convulsa situación que iba a desencadenar una semana de tormento y quebraderos de cabeza para la organización de la Ruta del Sol.

Estas protestas del sector del campo habían movilizado a todos los efectivos de la Guardia Civil que se iban a encargar de la cobertura de la prueba ciclista, por lo que no era viable que se disputara al no existir garantías de ningún tipo para el mantenimiento de la seguridad. Como recordó Joaquín Cuevas, normalmente llevan «cien efectivos más la Guardia Civil rural al paso por las distintas localidades que velan por la seguridad de la prueba».

Por la noche del mismo Miércoles de Ceniza se anunció que la penitencia continuaba con la cancelación de la segunda etapa, prevista para el jueves, y la reestructuración del resto de la carrera en un nuevo intento por encontrar el plan B, C o D que lograse mantener la celebración de la Vuelta a Andalucía sorteando las difíciles circunstancias extradeportivas que la estaban poniendo en jaque.

a pesar de las «infinitas gestiones», de que tenían «todos los permisos y cumplían con todos «los requisitos que establecen las normativas», pero no se ha podido asegurar la cobertura necesaria por parte de las autoridades gubernamentales correspondientes. Esta anómala e inédita situación, totalmente ajena a la organización de la carrera, ha obligado a la misma a cancelar las dos etapas restantes, con todo lo que ello supone, a pesar del «esfuerzo sobrehumano» que se ha realizado.

Tantas conversaciones, reuniones y horas de esfuerzo para sacar adelante con la mayor dignidad posible una carrera que lleva disputándose de forma ininterrumpida desde 1955, incluidos los años de la pandemia del coronavirus, acabaron cayendo en saco roto a pesar de las «infinitas gestiones», de que la organización tenía «todos los permisos y cumplía con todos «los requisitos que establecen las normativas».

Al no poderse asegurar la cobertura necesaria por parte de las autoridades gubernamentales correspondientes, minutos antes del comienzo de la contrarreloj del viernes, cayó como una bomba la noticia de que esta reducida etapa con forma de prólogo sería la única de la edición. Quedaban descartadas las jornadas del sábado y el domingo, y se mantenía la fugaz experiencia de Alcaudete como un brillante destello de competición, más como el adelanto de la esperada Vuelta a Andalucía del centenario que como el sucedáneo de la frustrada edición de 2024. El año que viene, confiemos, se disfrutará el doble.