El maillot rojo es un huracán en la Vuelta femenina

Jornada de largo aliento en la Vuelta femenina, 148 kilómetros para las concursantes, y un enemigo conocido, casi inevitable en estas tierras. Hubo viento, mucho, y también abanicos, previsibles.

Aunque las ciclistas no quieran montar fiesta con el viento, casi es superior a sus fuerzas la formación de abanicos. El aire impone su ley y las ciclistas metiendo cuneta a sus rivales son la esencia natural de este panorama.

A meta llegó un grupo de treinta elegidas, las favoritas, las más fuertes, entre las que no estaba una de las españolas llamadas a prender la llama del ciclismo femenino, la guipuzcoana Anne Santisteban.

Fue el Movistar de Anemiek van Vleuten el que desencadenó batalla en el viento buscando la sorpresa. Salvo Santisteban, nadie cayó en las garras del aire que descuelga ciclistas.

Las 30 candidatas llegaron a la meta de La Roda, donde los famosos miguelitos, con hambre de éxito.

De nuevo el duelo entre las dos ciclistas más rápidas de la carrera, salvo que una tercera diga lo contrario. Marianne Vos contra Charlotte Kool, pugna entre compatriotas, de nuevo Países Bajos asegurándose la victoria.

Esta vez sale de la curva mejor colocada Marianne Vos. Salta como una lanzadera y esta vez no permite que Kool opte a la remontada. Con claridad se impone en la meta de la Roda.

Este jueves la carrera sigue por tierras de Castilla la Mancha, de Cuenca a Guadalajara con final nervioso, el Alto de Horche, a doce kilómetros de la meta, puede desnivelar la carrera.