ciclismo / vuelta a españa
Kuss resiste en el Angliru al zarpazo de Roglic y Vingegaard
etapa 17
El esloveno gana en el terrible puerto de la mano del danés, el americano mantiene el liderato por ocho segundos y los españoles Ayuso y Mas se hunden
El pelotón, contra el ciclismo 'youtube'
Angliru (Asturias)
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Iniciar sesiónEl hechizo del ciclismo, su increíble magnetismo se expresa en la niebla que cubre el Angliru, en el atroz padecimiento de los ciclistas que quedan desperdigados por sus cuestas, en las tremendas rampas por las que un coche solo puede avanzar en primera marcha, los ... Picones, La Cueñas les Cabres, los Pelusines. Un puerto feroz que devora a los ciclistas, sus programas de entrenamiento, sus ilusiones. Se come a Ayuso, a Enric Mas, la motivación de Mikel Landa y sus Baréin, medio pelotón empujado porque no hay otra forma de subir...
Solo sonríe el ejército amarillo, las camisetas del Jumbo que toman el poder en los últimos tramos, sufrimiento extremo. Roglic y Vingegaard se marchan, acosan a Sepp Kuss, que resiste como un titán, salva el maillot rojo por ocho segundos ante Vingegaard y no se rinde. En la meta, Roglic, quien hizo el destrozo y sometió al gigante, gana y sigue soñando con vencer en Madrid.
La tortura del Angliru se ceba con Evenepoel, el fenómeno belga que aspira a todo o nada en su enésima escapada. En menos de un kilómetro, tramo de Les Cabanes al 20 %, entrega casi dos minutos, tal es la salvaje inclinación de la montaña que el Principado de Asturias construyó para que las vacas pudiesen subir a los pastos altos desde las poblaciones de Riosa, Grandiella o el Carbonín.
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El pelotón, contra el ciclismo youtube
José Carlos Carabias
En el Angliru no hay rueda amiga, ni protección que valga. La carretera es una lengua de asfalto que se vuelca sobre la bicicleta, ahoga los pulmones, paraliza las piernas.
Engullido Evenepoel, el Baréin sorprende. Acelera como puede Poels, el gregario que ayudó a Froome ante Contador, y el equipo árabe presenta tres corredores frente al trío calavera del Jumbo, los inevitables Kuss, Roglic y Vingegaard.
La ascensión es una fiesta que honra la memoria del ciclismo, pancartas en recuerdo de Chava Jiménez, fotos gigantes de Pantani, ídolos que emocionaron al público que se deja la garganta en animar a todos los ciclistas, los primeros y los últimos, en una procesión de entrega al deporte y a sus héroes. «El público casi me hace llorar durante la subida», admite Kuss.
Ayuso y Enric Mas
La exigencia del Angliru decreta una visión: tres Baréin y tres Jumbo en pos de la etapa, Landa en estado de gracia y capaz de todo. Atrás quedan Juan Ayuso, siempre elocuente y convincente en sus análisis, y Enric Mas, más dudoso en sus argumentos.
El Angliru y Landa casan, ciclismo en los extremos, puede ser el día del alavés, pero el Jumbo impone la realidad. Roglic, el que parecía el más débil, marca un paso febril en Los Cobayos y el Aviru, rampas superiores al 20%. Vingegaard se grapa al esloveno, también Kuss. Jumbo es una orquesta, abusa cada día.
«La Vuelta la va a ganar el más fuerte», expresa el director del equipo, Grisha Niermann. Y los ciclistas asumen esa libertad de acción sin telarañas ni servidumbres. Roglic impone un paso rotundo y Kuss se queda. No lo humilla, ni lo menosprecia por ser su antiguo gregario. El esloveno es más fuerte. «Tengo una oportunidad de ganar la Vuelta, pero quiero que sea de verdad», repite Kuss, quien se pega a la rueda de Landa, aunque en el Angliru eso sirve de poco.
Roglic y Vingegaard se escapan en la cumbre de los campeones. Son dos depredadores que interpretan la única verdad del ciclismo, según la cual el mejor tiene que ganar siempre. Vence Roglic, avanza Vingegaard, no se rinde Kuss. Así debe ser.
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