Exhibición del Jumbo, coraje del Movistar

Solo en el inmenso puente que homenajea a una de los deportistas nacidas en Utrecht, la velocista Dafne Schippers, clarea la columna de aficionados que se agolpan con orden y entusiasmo al paso de los ciclistas. La aglomeración de gente es el primer detalle que llama la atención al curioso. No suele congregar la Vuelta a tanto personal.

En Holanda se construye un relato interesante. El público apoya a todos, pero concentra su interés en el equipo patrocinado por la cadena de supermercados más popular del país. Jumbo es a su vez representación del país, trabajo coral sin mucho protagonismo individual, el equipo que ha ganado el Tour con Vingegaard, el dominador de las tres últimas Vueltas con Roglic, tal vez la mejor escuadra del ciclismo.

En Utrecht debuta el Kern Pharma, antiguo vivero del ciclismo español a través de la cantera Lizarte y que luce una formación joven, de apenas 24 años que incluye al campeón de España contrarreloj, Raúl García Pierna.

Asoma el BikeExchange durante un buen tramo de la tarde, con el vencedor de la Vuelta 18 Simon Yates al mano de las operaciones. Funciona el Bahréin con Mikel Landa agrupado en torno a los locomotoras. Y muestra sus penas el Burgos BH, equipo español invitado que solo tiene a siete corredores por el Covid de última hora de Manuel Peñalver.

La contrarreloj por equipos rememora durante tres horas aquel discurso de Al Pacino en 'Un domingo cualquiera'. «O nos rehacemos ahora como equipo o nos desmoronamos como individuos... Decidme, ¿qué vais a hacer?». Es la vida en cada pedalada, entrega total en cada relevo, un ciclista detrás de otro, como fichas de dominó que caen.

El Movistar vive acuciado por la necesidad de conseguir puntos y salvar la categoría después de 43 años en la élite. Lo dicen sus ciclistas y lo muestra cada movimiento de la escuadra. Se vive con enorme felicidad el triunfo a media tarde de Alex Aramburu en la general del Tour de Limousin, una potente semana que le otorga al equipo 160 puntos valiosos.

Y casi de noche en Holanda se aprecia el riesgo en la velocidad de crucero de la formación de Eusebio Unzué, que corre desbocada en el primer tramo de la contrarreloj, cuarto mejor tiempo a mitad de recorrido. Pero ya con dos pérdidas, dos ciclistas descolgados que no aguantan el ritmo (Muhlberger y Lluis Mas) y que amenazan seriamente la entrada de cinco unidades en la meta, obligatorio para que el quinto marque el tiempo de todos.

Movistar se agota sin la energía de tres ciclistas (también cede Jorgensen) y el riesgo de un cuarto en el alambre, Rojas. Pierde fuelle el grupo en la parte final, pero resiste con coraje la primera embestida de muchas en esta Vuelta.