La clavícula de Mikel Landa, última víctima de la carrera maldita

La Vuelta al País Vasco es la representación festiva en una semana de la soberbia afición al ciclismo en esta comunidad. Siempre con los mejores protagonistas, ganadores de primer nivel (Vingegaard, Roglic, Contador, Valverde, Nairo Quintana), y duros recorridos por su orografía saltarina, la Itzulia posee identidad y calidad.

Sucede que 2024 viene torcido y ya nada parece en condición de arreglar el desaguisado. La caída en descenso de Vingegaard, Roglic y Evenepoel (lo nunca visto, tres figuras en el mismo plano) condiciona de alguna manera el año y el Tour.

Las estimaciones de l'Equipe, la biblia del ciclismo, calculan que Vingegaard tardará diez semanas en volver a correr (el Tour empieza en doce), Evenepoel en ocho (debuta este verano en la mejor prueba del mundo) y Roglic en breve, el menos lastimado. Y a todo esto, Pogacar disputará antes el Giro.

Camino de Amorebieta desde Vitoria, por caminos y puertos que conoce en cada palmo de tierra, Mikel Landa se fue al suelo y quedó postrado. Evacuado en ambulancia a 94 kilómetros de la meta, el ciclista del Soudal fue transportado a un hospital cercano, donde se le sometió a rayos X y se le diagnosticó la citada fractura de clavícula, la lesión más habitual en el ciclismo.

Landa ya no trabaja para sí mismo después de tantos años de 'landismo'. Ahora es el gregario más cualificado de Remco Evenepoel, que espera la mejor versión del español en el Tour.

Carlos Rodríguez, quien lleva un feo corte en la mano izquierda, aspiró a la victoria atacando a 900 metros de la meta. Fue cazado por el reducido pelotón de los que quedan y se marchó sin victoria, que correspondió al francés Romain Gregoire.