Van Aert vuela en Lausana

Llega el mediodía a los amplios prados de Jura y el pelotón tiene pocas ganas de meterse en batallas tempranas; quiere, al fin y al cabo, un día tranquilo en el calvario francés. De hecho, los fugados (Frison, Cattaneo y Wright) parecen gozar de una cierta inmunidad ya que los hombres que pelean por cotas mayores tratan de guardar aliento tras la paliza del día anterior y la inminente llegada de la alta montaña. Pero la escapada queda en una ilusión: el pelotón devora a los tres valientes y el ocaso de la etapa depara emociones.

Tras la plácida siesta de rigor, mientras el ciclismo pasa a un segundo plano y la belleza de los lagos suizos de Joux y Lemán protagonizan los sueños, el insaciable Pogacar pone a trabajar a los suyos. Faltan menos de tres kilómetros para el fin y el balcánico ve posible su tercera victoria de etapa consecutiva. El líderl del UAE tiene la autoestima del que prueba y acierta, se siente tan superior al resto,  que de casi todo se cree capaz.

Pero enfrente estuvo Van Aert, cuya clase en los metros finales es determinante. Ni un finísimo Matthews puede con él. Así es, tras dos días de éxtasis, el esloveno aparece por detrás en la foto del vencedor. En esta ocasión, Wout no agita las alas tras cruzar la meta. Celebra sereno el belga, consciente de que su empresa en este Tour está aún inacabada.