Primera victoria profesional de Carlos Rodríguez, la perla española

Carlos Rodríguez es, como Juan Ayuso, un hijo de su generación. Ciclista total. Alto, longilíneo, buen contrarrelojista, buen escalador, buen bajador. No es el típico ciclista pequeño que despunta en las cumbres, sino un rodador elegante que sube bien, pulmones potentes y la cabeza en su sitio. Habla un inglés perfecto, estudia ingeniería mecánica y corre en una multinacional como Ineos (antiguo Sky de los Tours de Wiggins, Froome, Thomas y Bernal).

En la penúltima etapa de la siempre disputada Vuelta al País Vasco, Carlos Rodríguez ejerció de secante en la fuga que montó junto a Marc Soler (Emirates) . Sin dar un relevo porque así se lo ordenó su director para preservar el puesto del colombiano Martínez en la general, se aprovechó del trabajo del catalán exMovistar.

Dio un golpe certero a veinte kilómetros de la meta y mantuvo el pulso a un grupo de elite por detrás, con Evenepoel, Vingegaard, Vlasov, Martínez, Jon Izaguirre, Pello Bilbao o Enric Mas, que pusieron pies en polvorosa para distanciarse de Roglic.

Rodríguez se hizo gigante en la tremenda subida empedrada, con tramos del 15 por ciento, que conducía a la meta en Mallabia y mantuvo a raya al séquito de Evenepoel, que es el nuevo líder con dos segundos de renta ante Daniel Felipe Martínez y 21 ante Vlasov e Izaguirre.

Activo hasta ahora como gregario en el Ineos, sin gozar de la libertad que ha tenido Juan Ayuso para pelear por las victorias allí donde ha competido, Carlos Rodríguez muestra de esta manera que los pronósticos no se equivocaban. Es una esperanza de días mejores para el ciclismo español.