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Ciclismo

Pogacar cierra su año mágico con el Giro de Lombardía

El ganador del Tour se impone en la última gran clásica de 2021 con un ataque colosal a 35 kilómetros de meta

José Carlos Carabias

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Imponente su eficacia para solucionar problemas y resolver carreras, Tadej Pogacar cierra su año mágico con el triunfo en el Giro de Lombardía. El último monumento de las pruebas de un día, 'la clásica de las hojas muertas', que se disputó por primera vez en 1905. El esloveno remata a lo grande a su acompañante en la fuga, el local de Bérgamo Fausto Masnada, que se queda con la miel en los labios de su ciudad, y clausura un 2021 apoteósico con 13 victorias de enorme calidad, el Tour de Francia, la Tirreno-Adriático, la Lieja-Bastoña-Lieja y el Giro de Lombardía como caza mayor. Además, el Tour de los Emiratos Árabes, su patrocinador, y el Tour de Eslovenia, su país. Un colofón magnífico para el número uno del mundo.

Y lo hace con aparente sencillez, tal y como habla, con ese pose medio eslavo, frío y calculador. Pogacar aplica su insultante juventud de 23 años en el Paso de Ganda , sexta y última subida de 'Il Lombardía'. Allí ataca, se expresa rotundo, nadie le sigue, pese a que no parece el derrote devastador de otras veces, potencia medida, multiplicación muy alta.

Se han quedado siete ciclistas en persecución de Pogacar y Masnada, que enlaza en el tramo final. Roglic, que no tiene piernas, Alaphilippe, Valverde, Woods, Bardet, Gaudu y Adam Yates. Por el exigente puerto cede Remco Evenepoel , el prodigio que no es lo tanto cuando tiene a primeras figuras delante. Mucho antes se ha borrado Mikel Landa, de quien poco se espera ya a estas alturas de la película.

Los siete en persecución tienen caché para capturar a Pogacar en el descenso, pero las ambiciones personales y la falta de confianza los unos en los otros, otorgan ventaja al esloveno, quien lleva a su rueda pegado a Masnada, el ciclista que conoce cada recodo del último repecho y las calles que transitan.

Pero no hay sorpresa , no cuando está Pogacar por medio. El esloveno lanza el esprinta a base de potencia, la misma que emplea cuando sube o en una contrarreloj. Acelera y gana, Masnada golpea el manillar y, unos metros más atrás, la corte de perseguidores solo puede aplaudir al actual fenómeno del ciclismo.

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