Balines contra Freire en un Tour mustio
En el kilómetro 165, algún imbécil disparó con una carabina a Freire y Dean. Balines. Heridas leves, pero sangrantes. Pues bien, fue el único ataque del día. Viaja este Tour por una mapa equivocado. Como si nadie respetara sus orígenes. Ni la propia carrera, que ... malgasta cinco puertos de montaña y se aburre sin un solo ataque... Ni Haussler, el vencedor, un alemán que quiere ser australiano y que ayer ganó en Alsacia, la región de Francia que procede de Alemania... Ni siquiera Colmar, ciudad gala de origen germano que recibió ayer al Tour con el símbolo americano. Guiño a Armstrong, feliz y a un día menos de París. Etapa festiva para él; tediosa para el resto. El único problema de Armstrong no estuvo en la carretera. Fue la retirada de Leipheimer, con el escafoides roto. Adiós. Uno menos para blindar a Armstrong. Aunque, si nadie le ataca, le van a sobrar gregarios. «No sé si es que no hay fuerzas o es que con este recorrido no hay dónde atacar», se quejó Contador, que pedalea con un doble corsé: la falta de grandes puertos y el maillot del Astana. Su equipo y, sobre todo, el equipo de Armstrong. Y el americano se ha adueñado de este Tour. Tiene un plan: atar la carrera, llegar a la contrarreloj de Annecy, coger el liderato y coronar el guión de su mejor película. Otra victoria después de muerto. La primera fue tras el cáncer: la otra, tras cuatro años bebiendo cerveza en su sofá de jubilado.
Éste es un Tour de alas cortadas, enjaulado por Armstrong. Aún está reciente el recuerdo de cómo trituró siete veces el Tour. Por eso, en una etapa por los Vosgos, ni Schleck, ni Evans, ni Sastre, ni nadie se movió. Todos detrás de Armstrong y Contador. De puntillas.
Fue un día duro, sobre un recorrido espinoso. Con veinte grados menos en el termómetro que el día anterior. Pero también fue un día inútil. Sólo le sirvió a Armstrong. A Nocentini, que igualó a un mito como Moser al cumplir una semana como líder. Y a Pelllizotti, que desvistió a Egoi del maillot de lunares. El navarro generoso y agotado.
Victoria bajo la lluvia
Y le sirvió a Haussler. El alemán renegado se marchó con Rubén Pérez, Moreau, Garate, Urán y Chavanel cuando sólo había empezado a llover. En el kilómetro 3. Todos merecieron la etapa. De ayer sólo quedará el intento tardío y voluntarioso de Txurruka por atrapar a Haussler y la biografía del este alemán. Llegó de la playa al invierno. Y ayer se escapó porque quería llegar a casa. Los dejó uno a uno a todos, entumecidos. Rotos de frío y fatiga. Él solo sacó tiempo al perezoso pelotón en los últimos puertos. Detrás, Armstrong hasta se divertía,..
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