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Vuelta a España

El Balcón de Alicante: la Vuelta sigue inventando puertos

Hoy final de etapa en un alto inédito que se une a Los Machucos, la Camperona, Ancares, Cuitu Negro, Cumbre del Sol y tantos otros

La subida a los Machucos, en Cantabria
José Carlos Carabias

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Hubo un tiempo en la Vuelta a España en la que los organizadores, la familia Franco, justificaba los recorridos asépticos, insípidos y repetitivos. No hay más montañas en España, se decía hace un par de décadas en el afán de explicar la reiteración. Los más veteranos recuerdan a Cerler, los Lagos, Sierra Nevada o la sierra de Gredos como habituales condimentos de unas vueltas que eran una fotocopia en cada edición. Los usos y costumbres cambiaron desde hace tiempo y la Vuelta descubre cada año nuevos puertos, parajes novedosos, algunos pequeños tesoros escondidos por la orografía ibérica. Este viernes toca descubrimiento, el Balcón de Alicante.

[ Sigue aquí en directo el final de etapa en el Balcón de Alicante ]

Algunos de los hallazgos de la ronda son maravillas de la ingeniería y la naturaleza que han quedado grabados como sellos de la Vuelta. La tremenda ascensión a los Machucos en Cantabria, con su suelo de hormigón; la belleza de la subida a la Camperona, un puerto que ha dado vida a la zona en León; la terrible cuesta del mirador de Ézaro, con su cascada de agua; el bellísimo paraje que envuelve los Ancares y su puerto final de etapa. El coloso de la Cubilla, un puerto Tour, en la frontera entre Asturias y León

En torno a treinta puertos, rampas, cuestas y llegadas con desnivel ha lanzado al conocimiento general la Vuelta a España desde 2008 . El espíritu innovador tiene que ver con la curiosidad de la dirección y con la intención de aportar alicientes.

El Balcón de Alicante está situado entre Elda, Jijona y Castalla, en la serranía del Maigmó, a unos treinta kilómetros de la capital alicantina. En la zona hay dos cimas que han sido sede de la Vuelta, el corto y durísimo Xorret del Catí y el Alto de Aitana .

Desde la localidad de Tibi se inicia la ascensión al Balcón de Alicante, ocho kilómetros con un desnivel de 552 metros para llegar a una altitud de 1.005 metros. Tiene un pendiente media del 6,5 por ciento (6,5 metros de elevación por cada cien metros) y un desnivel máximo del 14 por ciento en la parte final.

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