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Arroyo y Pantani, en el preámbulo

El abulense fue desposeído de la Vuelta 82 por una anfetamina; el italiano perdió el Giro de 1999 por un elevado hematocrito; Delgado, Merckx y Garzelli, otros líderes con problemas

TEXTO J. C. C.

MADRID. Alguien dijo que sin un positivo no se es ciclista. Y la historia se ha encargado de ratificar que ese estigma del pelotón tiene algo de auténtico. No hay que exprimir las hemerotecas para descubrir que el más grande entre ... los grandes, Eddy Merckx, fue uno de los primeros en patentar la cadena de excusas para explicar misterios. El caníbal había ganado de forma espectacular el Giro de 1968 y la historia se repetía en 1969. Venció en doble acto en Montecatini, Terracina y San Marino y lucía el «maillot» rosa a mitad de la carrera. En Savona fue descalificado al descubrir los incipientes controles antidopaje un estimulante en su orina. El belga habló de bidones con sustancia, de falsificaciones, de cambio de orina. Nada le valió. Fue el preámbulo de los tiempos que vivimos.

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