Cheptegei se estrella en Valencia contra el muro del maratón

Era una incógnita total la magnitud de la apuesta de Cheptegei por Valencia. No desvelaba sus cartas. «Vengo a aprender», decía. Y flotaba en el ambiente la duda de si estaba jugando al póker, si venía con una ambición secreta de batir el récord mundial, de convertir su superioridad en los 10.000 metros en una gran plusmarca en maratón. Y durante 24 kilómetros pareció que el ugandés podía lograr algo histórico en Valencia. Hasta que chocó con el muro.

Amaneció Valencia con unas condiciones excelentes, inmejorables para la disputa de un maratón: 7 grados de temperatura y muy poco viento. El resto lo aporta el circuito, llano, con muchas rectas y a nivel del mar. la maratón perfecta.

El ritmo inicial de carrera era idóneo para batir el récord del circuito (14:28 en el kilómetro 5 y 28:55 en el 10) e incluso mejoró antes del paso por la media maratón. Se cruzó en 60:35 el ecuador de la prueba, lo que implicaba la necesidad de correr en una hora justa la segunda mitad para atacar el récord mundial de Kiptum. Con Cheptegei bien resguardado en el grupo, todo parecía posible. Hasta que sucedió lo que sucedió.

En el kilómetro 24, Joshua Cheptegei decidió escuchar a su cuerpo. Debió de calcular que a ese ritmo no iba a acabar la prueba y ralentizó su zancada. Perdió contacto con los rivales y quedó muy rezagado. Mejor terminar la prueba que aguantar en el grupo y retirarse. Llegar a meta antes que fracasar. Y llegó a meta, pero en muy mal estado.

A partir de ahí la prueba quedó reducida a un duelo entre tres corredores: dos etíopes (Lemma y Wolde) y un keniano (Kandie). La eterna guerra del maratón. Las dos potencias de África del Este, enfrentadas una vez más.

Fue en el kilómetro 35 cuando se decidió la carrera. Sisay Lemma, 32 años, el hombre que más atento estuvo a las liebres desde el principio, cambió de ritmo con dureza y se lanzó en solitario a la meta. Lemma, un veterano con 22 maratones a sus espaldas, el atleta que realizó sus primeras competiciones descalzo por no tener zapatillas, conoció ayer la gloria. Cruzó la meta en 2h01:48. Arrebata así al keniano Kiptum el récord del circuito. Y se incrustaba como el cuarto mejor atleta de la historia de todos los tiempos después de los tres grandes: Kiptum (2h00:35), Kipchoge (2h01:09) y Bekele (2h01:41).

Tras la llegada de Lemma se producían grandes noticias en la meta del Museo de la Artes y las Ciencias. La prueba femenina la ganó la etíope Worknesh Dejefa en 2h15:51. Pero Majida Maayouf, la atleta afincada en Álava y con una investigación de dopaje con terbutalina a sus espaldas, destrozaba el récord de España por cinco minutos al parar el crono en 2h21:27.

También cayó el récord nacional masculino, tras la inteligente, equilibrada carrera de Tariku Novales, el gallego de origen etiope que hizo exactamente lo que prometió el viernes. «Bajaré de 2h06», dijo con firmeza. Su crono, 2h05:48, sitúa el récord de España en un territorio muy respetable. Al concluir, disparó contra la Federación: «Si vieras mi cuenta bancaria te daría risa La gente flipa cuando les digo que no tengo ningún tipo de ayuda. La Federación me ignora».

Noticia Relacionada

Chema Martínez: «Con las zapatillas antiguas, después del maratón no podías ni subirte a la acera»

Ignacio Romo

El histórico maratonista, expectante ante el debut de Cheptegei este domingo en Valencia: «Va a llamar a la puerta de las dos horas»

Kenenisa Bekele fue valiente y conservador a la vez. Aguantó 10 kilómetros en el grupo de cabeza a un ritmo durísimo y se dejó descolgar suavemente antes del 15. Luego se dedicó a recoger cadáveres. Remontó posiciones hasta cruzar la meta en unos excelentes 2h04:19 para su edad de 41 años. Un crono que podría llevarle a los Juegos de París si los seleccionadores etiopes apuestan por respetar el pasado. Bekele tuvo el placer de adelantar en los últimos kilómetros a Cheptegei, el hombre que le robó sus récords de la pista. Lo rebasó como una bala. El ugandés pagó el debut y entró en meta en 2h08:59, con un trote penoso, humillado, destrozado. A pesar de las nuevas zapatillas y de los innovadores métodos de entrenamiento, el maratón continúa siendo lo que ha sido siempre: el test máximo de la resistencia humana. El muro sigue ahí.