Silvestrismo, luces y sombras de una actividad tradicional

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Rafael Serrano

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Estas representaciones quedaron plasmadas también en la 'Cynegeticà' de Oppiano de Apamea en el año 215 d. C. Estas formas de caza tradicional se han conservado hasta nuestros días transformándose, desde el primigenio origen de la búsqueda de alimentos, en una actividad deportiva, respetuosa y aportando, además de la propia herencia cultural, amplios conocimientos del medio y del comportamiento de las aves.

Todo esto ha valido, por ejemplo, el reconocimiento de Patrimonio Cultural por la Unesco a su práctica en determinadas regiones de Austria. En España están documentadas las aves de la Corte y los pajareros reales encargados de la educación del canto y cuidado de las aves desde el siglo XVII y la existencia de códigos de canto de aves como el jilguero desde el XIX. Además de la herencia cultural, el silvestrismo revierte valiosos datos científicos sobre el estado de las poblaciones de fringílidos y sus movimientos migratorios. Los conocimientos de las aves y su comportamiento, así como las prácticas para capturarlas con redes y devolverlas sin daño al medio natural por parte de los silvestristas, han permitido en los últimos años disponer de valiosa información científica.

La participación de estos colectivos está incardinada en la estrategia europea de fomento de la Ciencia Ciudadana. Esta información ayuda a superar, los déficits que los esquemas tradicionales de anillamiento vienen mostrando en los últimos años. Baste considerar escaso del esquema español. Según datos de Euring, el número de jilgueros, pardillos y verderones anillados en toda España por los remitentes Icona y SEO descendió de los 23.034 ejemplares de 2011 a 7.523 ejemplares en 2021, simplemente por la menor atención prestada a estas aves.

En el intervalo 2018-21, se anillaron en toda España un total de 29.830 ejemplares entre ambos remitentes. El desarrollo de un proyecto de seguimiento y anillamiento puesto en marcha por la Comunidad de Madrid (Sefricam), con la colaboración del colectivo silvestrista de la Federación Madrileña de Caza, permitió el anillamiento de 50.314 ejemplares. Igualmente se duplicó la cifra de recuperaciones de anillas con respecto a los datos globales de todo el territorio nacional. Mientras que los datos de Euring son privativos de las entidades adheridas, los datos y las cartografías del colectivo silvestrista, siguiendo las directrices del fomento de la ciencia abierta y difusión de los datos de la investigación, están disponibles en una base de datos abierta y pública de aves anilladas (rsggroup.web.uah.es/birds).

Se trata, en definitiva, de una actividad heredera de una tradición milenaria que ha sabido reconvertirse para hacer compatible la conservación de las poblaciones con la preservación de la herencia cultural y la generación de conocimiento científico. Las poblaciones de estas aves, en buen estado de conservación, sufren impactos fundamentalmente asociados a las prácticas agrícolas y al cambio de usos del suelo. El silvestrismo, lejos de impactarles, aporta datos valiosos para su gestión y monitorización.