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¿Amenaza o protección? Cómo la caza regulada de la perdiz roja ayuda a su conservación

Esta práctica cinegética está a punto de ser reconocida como Bien de Interés Cultural en Andalucía

La Junta de Andalucía colaborará en la monitorización y seguimiento de especies cinegéticas en 2025

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La caza de la perdiz con reclamo forma parte del patrimonio cultural y rural andaluz Antonio Gallardo
Álvaro Galván

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La caza de la perdizcon reclamo es una tradición profundamente arraigada en el medio rural andaluz. Está en las raíces e identidad de Andalucía. Además, la esencia de esta modalidad se basa en un profundo conocimiento del medio natural y en el amor y respeto por la perdiz roja. Se trata de una forma de interactuar con la naturaleza, que hoy se mantiene al transmitirse de generación en generación como parte del legado de la cultura rural andaluza. Un gran tesoro.

Y es que hablar de perdiz con reclamo en Andalucía es hablar de pasión, de arte, de cultura, de caza, de campo... Una afición que reúne el interés de gente que atesora un legado cultural antiquísimo. De hecho, la comunidad autónoma cuenta con alrededor de 25.000 licencias de caza para dicha modalidad cinegética, una de las que tiene un mayor arraigo en zonas mediterráneas. Su origen es rastreable en textos clásicos y otros testimonios antiguos, y aunque su práctica ha variado poco con los años, el uso de la pólvora y las armas de fuego ha reemplazado en gran medida las trampas, lazos y cepos. Asimismo, la caza de la perdiz con reclamo se asienta en procesos biológicos y transmite de generación en generación un conocimiento empírico y oral, fortaleciendo la identidad de los cuquilleros. En este sentido, la interpretación del canto de esta ave, que permite predecir su comportamiento, es considerada por muchos como el aspecto más crucial de esta práctica. Además, la Federación Andaluza de Caza (FAC) cuenta con 1.400 sociedades o clubes de cazadores en Andalucía, lo que supone una media de dos de ellos por municipio. Y en más del 85% de estos clubes o sociedades existe una sección de perdiz con reclamo; es decir, un grupo de cazadores que practican esta modalidad, lo que evidencia el arraigo de esta tradición dentro de la caza social andaluza.

Pájaro usado como reclamo y perdices rojas Pepe Melero

En lo que respecta al reconocimiento cultural de la modalidad, recientemente hay que destacar un paso decisivo. Y es que la Junta de Andalucía ha iniciado el proceso para declarar la caza de la perdiz con reclamo como Bien de Interés Cultural (BIC), a partir de un informe elaborado por el Departamento de Antropología Social de la Universidad de Sevilla, impulsado por la Federación Andaluza de Caza con la colaboración de la Fundación Artemisan. Esta declaración no solo supondrá un respaldo institucional sin precedentes en España, sino que también garantizará su protección, difusión y permanencia como parte del patrimonio cultural andaluz. Es más, esta iniciativa será pionera a nivel nacional, ya que ningún otro territorio ha otorgado un reconocimiento similar a esta modalidad de caza.

En concreto, la declaración como Bien de Interés Cultural de Andalucía permitirá difundir y promocionar los valores de esta ancestral modalidad de caza. Un auténtico patrimonio andaluz; una actividad de claro interés etnológico. El conocimiento profundo de la perdiz y del territorio en el que vive, el inmenso vocabulario propio y único de los reclamistas, la artesanía y oficios vinculados a una modalidad que sigue estrechamente ligada a la tradición, la gastronomía en torno a la reina de la caza menor, o el asociacionismo vinculado al mundo de la perdiz con reclamo convierten esta modalidad en una parte de la cultura popular de una Andalucía que siente y vive como lo hacen sus pueblos.

Así pues, conseguir ser declarado Bien de Interés Cultural sería algo histórico para esta modalidad, además de un motivo de celebración para todas las personas que cazan la perdiz con reclamo. Con esta consecución, las generaciones venideras tendrían asegurada también esta arraigada tradición cinegética.

Un equilibrio entre conservación y tradición

Como en todas las modalidades de caza, la perdiz con reclamo se rige por criterios de sostenibilidad que establecen periodos hábiles y cupos de capturas. Sin embargo, en Andalucía, esta práctica vivió un momento clave en 2010, cuando la Comisión Europea, a instancias de grupos ecologistas, pidió al Gobierno de España su prohibición por considerar que vulneraba la Directiva Europea AVES, que impide la caza en periodos de celo, reproducción y cría.

El sector cinegético, no obstante, defendió que la perdiz con reclamo no se basa en el canto de apareamiento, sino en la disputa territorial entre machos. Para demostrarlo, la Federación Andaluza de Caza, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta y la Universidad de Córdoba emprendieron un estudio científico. Su objetivo era claro: determinar con precisión los periodos de reproducción y cría en Andalucía, y adaptar los tiempos de caza para respetarlos. De este estudio se obtuvieron resultados reveladores. De hecho, quedó comprobado que la fenología de la perdiz varía según la zona y, sobre todo, la altitud. Así, en la Orden de Vedas de 2012 se establecieron grupos diferenciados de cotos de caza en función del terreno, asignando fechas específicas para cada uno. Esto permitió garantizar la sostenibilidad de la práctica y la conservación de las poblaciones de perdiz roja. Además, el estudio y las medidas adoptadas fueron tan rigurosas que la Comisión Europea acabó archivando su expediente contra la perdiz con reclamo, reconociendo que la caza, tal y como se reguló en Andalucía, cumple con la normativa medioambiental.

Retos e iniciativas

A pesar de las estrictas regulaciones cinegéticas, la perdiz roja enfrenta un importante declive poblacional. Los estudios científicos señalan como principal causa la intensificación agrícola, que afecta gravemente a la biodiversidad. En respuesta a esta situación, la Federación Andaluza de Caza ha puesto en marcha varias iniciativas destinadas a la conservación de la especie. Una de ellas es el Plan de Recuperación de la Caza Menor en Andalucía (PRECAM), la cual está impulsada por la propia federación y que busca revertir la disminución de las poblaciones de especies cinegéticas menores. Este programa establece directrices estratégicas para proteger y restaurar los hábitats naturales, principales responsables de la pérdida de biodiversidad. Además de sensibilizar a todos los actores implicados sobre la importancia de preservar estos entornos, el PRECAM propone soluciones concretas para armonizar la actividad agrícola y forestal con la conservación de la fauna silvestre, asegurando así su sostenibilidad a largo plazo.

Otra iniciativa es el Proyecto Framework, promovido por la Unión Europea, que busca desarrollar un modelo de agricultura que respete y favorezca la biodiversidad sin comprometer la rentabilidad de los cultivos. En España, su aplicación experimental en el municipio cordobés de Aguilar de la Frontera ha puesto en práctica nuevas técnicas para gestionar la vegetación en los olivares, fomentando un equilibrio ecológico que beneficia tanto a la producción agrícola como a la fauna que habita estos espacios.

Y también merece ser tenido en cuenta el proyecto RUFA, que se centra en la recuperación de la perdiz roja y otras especies esteparias mediante la creación de cotos y fincas demostrativas, así como la formación de 'grupos perdiceros'. Su propósito es establecer modelos de gestión agrícola y cinegética sostenibles, involucrando directamente a cazadores, agricultores y propietarios en la conservación de estas especies. En Andalucía, se ha implementado con éxito en la Sociedad de Cazadores «Crestagallo», de la localidad malagueña de Almargen, logrando resultados significativos en la recuperación de la perdiz roja. Gracias a la implicación de la Federación Andaluza de Caza, el proyecto ha sido reconocido institucionalmente, consiguiendo el respaldo unánime del Parlamento Andaluz en 2021 como ejemplo de buenas prácticas en la gestión cinegética y la preservación del patrimonio natural.

Un motor para el medio rural andaluz

Por otra parte, además de representar una tradición cultural, la caza de la perdiz con reclamo es una fuente de riqueza y empleo en el medio rural andaluz. Esto se justifica en que la actividad genera ingresos a través de licencias, turismo cinegético y servicios asociados, contribuyendo a fijar población en zonas donde el éxodo de personas es un problema creciente. También, fomenta la gestión sostenible del territorio, incentivando la conservación de los hábitats naturales de estas aves.

Grupo de perdices rojas en una zona rural de Andalucía FAC

Respecto a datos económicos vinculados directamente a la perdiz con reclamo, las granjas cinegéticas dedicadas a la cría y comercialización representan un subsector importante que genera empleo y movimiento económico. Para cazar esta especie, el pájaro que se emplea como «reclamo» debe ser adquirido en una granja cinegética certificada; solo en Andalucía hay 46 legalizadas por la Junta, todas ellas con una línea de negocio en la cría de perdices para reclamo, un mercado que genera un notable movimiento económico.

El turismo cinegético vinculado a esta modalidad de caza también es considerable. En este sentido, muchos cazadores andaluces y de fuera de Andalucía se desplazan a zonas como la Sierra Norte de Córdoba o la Sierra Norte de Sevilla exclusivamente para practicar el reclamo. Para ello, contratan alojamientos rurales, recorren cientos de kilómetros (con el consiguiente gasto en gasolina y manutención) y compran cartuchos y utensilios, lo que supone una inyección económica. En función del área o zona, la caza de la perdiz roja con reclamo en Andalucía va este 2025 del 18 de enero al 23 de marzo, durante todos los días de la semana.

En definitiva, la caza de la perdiz con reclamo es un ejemplo de cómo la tradición, el respeto por el medio ambiente y la economía rural pueden convivir en perfecto equilibrio. La cercana declaración como Bien de Interés Cultural de esta modalidad reforzará su papel en la identidad andaluza y garantizará su continuidad en el tiempo, asegurando que esta práctica siga siendo un vínculo entre la cultura, la naturaleza y el desarrollo rural en Andalucía.

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