Calles abarrotadas y alta seguridad: sublime ambiente antes del Dolphins - Commanders del Bernabéu

Aficionados de todos los equipos de la NFL, gente disfrazada de animales y una banda de música, parecida a una charanga, elevaron los decibelios cuando aún faltaban más de dos horas para el inicio del choque. Ante tal alboroto, como no podía ser de otra manera, las medidas de seguridad fueron de categoría.

Policía montada a caballo, unidades caninas y agentes privados contratados por la NFL controlaron una situación que, por momentos, se volvió caótica. Las entradas habituales al Bernabéu estaban cerradas y la organización abrió cuatro grandes aperturas, situadas cada una en una de las cuatro esquinas del feudo, lo que hizo que los remolinos de gente y la confusión reinase, aunque no se generó ningún incidente de gravedad.

Los periodistas y los asistentes VIP, pese a que sí tuvieron más facilidades para entrar, fueron sometidos a un intenso chequeo en un control más parecido al del aeropuerto que el habitual en un encuentro de fútbol.

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Si en el exterior la fiesta era total, en el interior hubo cierta decepción A falta de 20 minutos, la ocupación rozaba el 75%, lo que convirtió el lleno en una quimera. Pese a todo, la mayor presencia de aficionados de los Dolphins se hizo notar y los Commanders, durante el calentamiento, sufrieron una fuerte pitada. Finalmente, cuando el balón echó a volar, el 90% de las butacas parecían ocupadas.