Hípica - Csio Barcelona 2025

Caballos de élite, pacientes VIP en la F1 de la hípica

El RCPB abre sus puertas a ABC con motivo del CSIO Barcelona 2025, una de las grandes citas del calendario hípico internacional con equinos tratados como estrellas de cine

Viajes, antidopaje y colas para los controles veterinarios: la cara oculta de una reunión de caballos

La yegua Lady Jinniker recibe las atenciones de Maria Ángeles Esteba INÉS BAUCELLS

Sergi Font

Barcelona

Este domingo se celebra la final mundial de la Longines League of Nations con la participación de las ocho mejores naciones del panorama hípico internacional, además de España como país anfitrión. Es la prueba estrella del Concurso de Saltos Internacional de Barcelona (CSIO Barcelona) ... , el evento deportivo internacional más antiguo de España, que este año celebra su 113ª edición en las instalaciones olímpicas del Real Club de Polo de Barcelona y que acoge otras nueve pruebas de altísimo nivel.

Detrás de la destreza de los jinetes, la emoción de los saltos y la elegancia de los caballos, observa en la sombra María Ángeles Esteban, la veterinaria que, junto a un equipo de seis especialistas más, vela por garantizar el cuidado exhaustivo de los equinos, más de 130 caballos y yeguas que llegan procedentes de toda Europa y cuyo precio oscila entre los 100.000 euros y varios millones de euros. Caídas en la pista, molestias por el choque con un obstáculo, cólicos, fiebre, lesiones en ligamentos y tendones son los problemas más habituales con los que tienen que lidiar en los caballos de competición.

Son pacientes VIP en las caballerizas del Real Club Polo, sobre todos los que participan en la Longines of Nations, considerada la F1 de la hípica. Reposan en un recinto cerrado y custodiado, sin mezclarse con los caballos que no compiten y recibiendo únicamente las visitas de su equipo, su mozo, su veterinario y su fisioterapeuta. «Es una medida higiénico-sanitaria para que, si hay un caballo enfermo, no contagie al resto. Además, como hay un control de antidopaje, hay una vigilancia del recinto para que nadie externo a la competición, con malas intenciones, pueda darle algo prohibido», explica a ABC María Ángeles Esteban, que justifica que cada caballo viaje con su propio veterinario: «Son muy valiosos. En las competiciones internacionales de cinco estrellas, de altísimo nivel, cada equipo trae su veterinario, que es de la federación. Y luego cada caballo puede tener su médico privado». Y añade: Además está el veterinario del concurso, en este caso yo, que da soporte al resto. Porque un veterinario que viene de otro país no se puede traer un aparato de rayos, un ecógrafo, suero, ciertos medicamentos...».

La albéitar del club hípico también se encarga del primer control para declarar aptos a los animales: «En la inspección de llegada tomamos la temperatura y revisamos que no tengan secuelas del transporte. Algunos vienen de viajes largos, de 10 ó 12 horas en camión. Después llega la inspección dinámica. Hacemos trotar al caballo delante de los jueces para comprobar que no cojea y que no tenga signos de dolor ni de sangre. Solo si supera estas dos inspecciones puede competir. Si no, queda descartado». Este doble control tiene un objetivo claro: garantizar que ningún caballo compita en condiciones que puedan poner en riesgo su salud. «Los jinetes y las amazonas están acostumbrados a la normativa y la aceptan, aunque no les guste quedarse fuera. No me ven como una policía», aclara

En un torneo tan importante como el CSIO Barcelona, muchos de los equinos llegan en avión tras competir en otros países transoceánicos como México o Estados Unidos. «Normalmente los caballos de competición están acostumbrados a viajar. En el desplazamiento hay pausas, comen, se paran tras unas horas, duermen en un establo en el camino... Son viajes muy controlados, incluso cuando viajan en avión. Se controla el cambio horario y superan un control de exportación», asegura la veterinaria, que aconseja que los participantes lleguen «dos o tres días antes de la competición».

En estas cuadras de lujo, a sus ilustres huéspedes no les falta de nada, como si se hospedasen en un hotel de cinco estrellas: servicio de fisioterapia, masajes y atención psicológica. «Pueden haber caballos que sufran estrés. En los viajes a veces se estresan y disponen de etólogos. No es lo mismo que un psicólogo, pero son profesionales que estudian la conducta y el comportamiento animal», puntualiza Esteban.

La veterinaria, que siempre está de guardia nocturna, ha tenido que gestionar actuaciones rápidas tras la lesión de un caballo en competición. «Yo estoy a pie de pista con un botiquín y hay una ambulancia adaptada para caballos. Si hay un incidente valoramos qué hacer. Aquí no se practican cirugías, lo trasladaríamos rápidamente a un hospital. Aquí solo podemos coserlo, hacer radiografías, valorar la emergencia...», explica la veterinaria que asegura que, cuando realiza una intervención quirúrgica a un caballo de tanto pedigrí, no siente presión extra: «El primer día te tiembla un poco el pulso, pero al final es un caballo más. Lo que tú estás haciendo es intentar salvarle la vida o ayudarlo a toda costa. Con la edad te vas acostumbrando». Eso sí, deja claro que la prioridad es intentar que pueda seguir compitiendo: «Uno de mis trabajos es valorar si ese caballo va a poder seguir compitiendo o no, y en función de ello se opta por un tratamiento más conservador o no».

María Ángeles Esteban aprovecha para asegurar que siempre se prioriza el bienestar del animal, más allá de la ausencia de lesiones, y responde a las corrientes de opinión que critican que el caballo sufre. «Son animales muy valiosos y muy queridos y la gente los cuida muchísimo. Para que un caballo pueda estar en la alta competición tiene que tener una dieta específica, una vigilancia especial para que todo su sistema musculoesquelético esté bien. Tiene que estar bien alimentado, en buena forma física y también mentalmente tranquilo, sin nervios ni estrés excesivo. Es como un atleta, tiene que aguantar, va al fisioterapeuta, le controlan la dentadura, le practican analíticas... O sea, el caballo está muy cuidado». Y advierte que prácticas como el 'barraje', que consiste en asustar al caballo con la barra para que levante más las manos, «están completamente prohibidas».

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