GOLF
Bryson DeChambeau, un genio del golf
Valderrama vive de la historia y qué mejor manera de forjarla que con grandes torneos y jugadores de alto nivel mundial como los del LIV Golf
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Iniciar sesiónEn los últimos veinticinco años la historia de Valderrama se ha labrado a base de grandes gestas. Primero las de Seve Ballesteros y Tiger Woods en la Ryder Cup y la Copa del Mundo, respectivamente; después, con las de los astros europeos en ... el Volvo Masters (Nick Faldo, Sandy Lyle, Bernhard Langer, Colin Montgomerie o Lee Wetswood) y, finalmente, con los tres triunfos de Sergio García en el Andalucía Masters.
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Por eso, existía la duda de conocer quién sería el jugador que se haría con el corazón de los aficionados locales en esta nueva etapa competitiva del LIV Golf Andalucía. Con muchas estrellas en la lista de salida, aunque el golfista castellonense partía con ventaja, el desarrollo de la competición ha ido repartiendo las preferencias.
Phil Mickelson siempre es de los que cae bien por su historial (seis 'majors') y su capacidad para salir de los problemas en los que se mete, pero su mala actuación esta semana (+1) ha restado mucho público a su partido. Otro de los más seguidos, aunque sin ser tan carismático, es Dustin Johnson. Sus cuatro bajo par del viernes le situaron en cabeza y demostraron que es un competidor que sabe sacar el máximo partido de cualquier campo. Y ayer, sin jugar nada bien, demostró que no llegó a número uno del mundo por casualidad. Solventó una mala jornada salvando el par y se quedó a cinco golpes de la cabeza de cara a la jornada final. Todavía tiene margen.
Mas, quien encandiló por completo a los diez mil asistentes que poblaron el vergel de Sotogrande fue Bryson DeChambeau. El califoriano siempre ha estado acompañado por una leyenda que ha pasado de lo sorprendente a lo dramático. Al principio de su carrera se le denominó «el científico» porque su afición a las matemáticas y a la física le llevaron a diseñar sus propios palos con la misma longitud de varilla, en lugar de variarlos en función de la distancia.
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Luego, cuando vio que los triunfos aparecían y que no era un jugador del montón, decidió dar un giro de tuerca a su estilo y optó por alcanzar la máxima distancia aun a pesar de forzar su cuerpo con veinte kilos de más de músculo. La apuesta le salió cara porque aparecieron las lesiones y estuvo a punto de quedarse con el Open USA como único gran éxito. Pero el baño de masas que se dio ayer en Valderrama después de firmar 63 golpes (uno más que el mítico récord de Langer) le demostró que vuelve a estar en el olimpo de los más grandes.
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