El Betis sorprende al Jimbee Cartagena y levanta la Copa del Rey una semana después de bajar a Segunda

El Betis tuvo desde el inicio el apoyo de las gradas del Pabellón San Pablo de Sevilla, y con su empuje logró igualar la teórica superioridad de la plantilla del Jimbee. Así, en los primeros minutos hubo ocasiones en ambas porterías, donde tanto Molina como Chemi tuvieron que emplearse a fondo.

Sin embargo, poco a poco Cartagena se hizo con la iniciativa del juego y hundió al Betis cerca de su área. Y pasados los seis minutos refrendó ese dominio con el primer gol, obra de Pablo Ramírez al alimón con Molina.

El tanto no varió el guión y Motta, con un gran zurdazo perpendicular a la portería, amplió la renta cartagenera. Ramón Martínez, inquieto por este escenario, paró el partido para pedir a los suyos no salirse del partido. Y el Betis respondió. Contuvo mejor el empuje de Jimbee y acortó distancias por medio de Piqueras, después de un penalti de Pablo Ramírez sobre Carrasco desvelado por el videoarbitraje.

Este gol sí cambió las cosas. Jimbee, que veía despejado el camino al título, se vio exigido de repente, mientras que el Betis recuperó la fe. Tanto que después del paso por vestuarios consiguió dar la vuelta al marcador. Primero con otra jugada a balón parado, una falta ensayada al borde del área que Piqueras alojó en la red, y después con un genial taconazo de Carrasco. Ya había avisado el propio Piqueras a los micrófonos de la televisión que aunque los verdiblancos iban justos de físico tirarían de corazón, y vaya si lo hicieron.

Verse por detrás después de haber tenido un 2-0 hundió a los de Duda, que lejos de reaccionar acusaron la tensión mientras que era el Betis el que transmitía las mejores sensaciones. Sólo a falta de cinco minutos, cuando los cartageneros apostaron por el portero-jugador consiguieron acular a los verdiblancos. Las ocasiones se sucedieron hasta que Darío Gil logró el 3-3 que mandó el partido a la prórroga. Una vez más el juego de cinco le daba réditos al equipo de Duda. Lucao pudo incluso finiquitar el choque antes de la bocina, pero Molina, con un pie milagroso, la evitó.

Ya en el tiempo extra ambos entrenadores emplearon el portero-jugador para tratar de acaparar las ocasiones y reducir el peligro del rival, pero ninguno lo consiguió del todo y hubo oportunidades en las dos áreas. La mejor fue para Cartagena, en un disparo de Darío Gil a falta de dos segundos, pero el larguero retrasó el desenlace del choque hasta la tanda de penaltis.

En la fatídica suerte los técnicos protagonizaron un baile de porteros entre titulares y suplentes y que decidió un fallo de Waltinho en el segundo lanzamiento de Cartagena. El Betis, justo una semana después de bajar a Segunda, se proclamó sorprendente campeón de la Copa del Rey, el primer título nacional de su historia.