Benzema reviste el trámite de un cierto fulgor

Había cosas que mirar bajo el microscopio: a Dudek, después de estar sin jugar desde Alcorcón, la pareja formada en el doble pivote por los dos Diarras, a Pedro León, al pirata Granero, a ver si despertaba Benzema y... a Cristiano, que no se pierde ni los partidos de chapas, tal ansia tiene de balón, goles y gloria.

Tuvo intensidad el Madrid ante un equipo un poco timorato al principio pero más desmelenado después de recibir el gol, uno de esos caracoleos que hace Cristiano que marea hasta al recogepelotas para acabar mandando un centro que Benzema remató de un cabezazo a la remanguillé, diez de dificultad y cero de estética pues cayó rodando como un señor mayor vestido de cebolla.

El Madrid no estuvo mal, jugó con mucha intensidad, rapidez en algunas acciones y con mucho dinamismo, todo el que le dio Lass, que parece un hamster en una jaula de medio metros, pues se mueve y revuelve como si le faltara aire. Estuvo mucho mejor el Diarra pequeño que el grandote , que tiene una especialidad facilidad para hacerse el antipático.

No hace nada del otro mundo, a veces roba para luego dar pases a un metro (como cualquier vulgar cinco de los que hay a patadas en todos los equipos) y luego solo destaca en dar unas patadas feísimas, como el pisotón de pésimo estilo y más que dudosa intención a Birsa, al que no mandó al hospital de milagro. Un acción innecesaria en un partido como este.

El que salió mejor (y peor al mismo tiempo del envite) fue Dudek que, cuando despertó el Auxerre, se convirtió en el héroe del partido con paradas espléndidas, casi siempre a tiros del mismo, de Oliech, que dejó en evidencia a Marcelo. Fue Dudek el que salvó las castañas del fuego hasta que cayó noqueado por un «hombrazo» de Contout y tuvo que retirarse cuando paladeaba las mieles de las glorias. El Bernabéu, que ha oído del buen comportamiento de su portero (diez partidos en cuatro años), le despidió con una ovación de esas que levantan muertos.

La primera parte fue un poco de postín. Dominó el Madrid casi todo el tiempo, pero estuvo a expensas de los arreones del Auxerre, encomendado a la potencia y velocidad de Oliech, el mejor de su grupo. En el Madrid, gran trabajo de Lass y cositas de Albiol, Pedro León, Granero y Benzema . Cristiano apareció poco, reservado para cuitas de mayor grado. Tanto Cristiano como Marcelo despertaron en la segunda mitad y nada más comenzar una combinación entre ambos mató el partido, si es que ya no estaba muerto antes de nacer.

El choque quedó para los detalles, y los hubo: la guinda de Lass con un grandísimo pase que Benzema convirtió en oro con un excelente control y un remate que le reivindica en cierto modo de pasados sabores amargos. Y más detalles: ese Sarabia tiene unos ademanes y maneras muy a tener en cuenta. Bueno para el Madrid, que remató el choque con un espectacular gol de Benzema.