El Barça pide a sus socios que no 'desvalijen' el Camp Nou durante su último partido

La vicepresidenta institucional del Barça, Elena Fort, anunció el jueves en la rueda de prensa convocada para comunicar la rebaja del 50 por ciento en el precio de los abonos del Estadi Olímpic Lluis Companys, que está terminantemente prohibido arrancar el asiento para llevárselo a casa. Preocupa especialmente a la junta directiva que muchos abonados se sumen a esta práctica y, de hecho, ya circula en redes el anuncio de algún socio que lo hará.

La proclama que más ruido ha generado es la del colaborador de 'El10delBarça'Quim Molins, que ha anunciado en su cuenta de Twitter que acudirá al partido que enfrenta este domingo a las 19.00 horas al Barcelona contra el Mallorca portando una clave inglesa con la que pretende desmontar el asiento y llevárselo a casa. «Llevo miles y miles de euros invertidos durante décadas, no vendrán a hacerme pagar un sólo euro por él».

La proclama de Molins responde a la decisión del FC Barcelona de 'vender por piezas' el Camp Nou. Medida que incluye, entre otros objetos, los asientos. Fort anunció el viernes que el club pondría a disposición del socio un amplio catálogo de recuerdos y objetos únicos y con personalidad a los que Barça dará una segunda vida. Una decisión que no ha sido bien recibida por antiguos abonados como Molins, salta a la vista.

De todos modos, un amplio número de barcelonistas consensúa a favor del club. La mayoría comulga con la decisión tomada por la directiva, a pesar de que no está claro cuántas butacas serán remplazadas o no durante la reforma del estadio. Son muchísimos los comentarios en el tweet de Molins que le explican que lo que se paga «es el derecho de uso, no el asiento en sí», y otros que intentan hacer ver que la butaca es «un trozo de plástico inservible».

No es la primera vez que en España la afición de un club 'desguaza' su propio estadio antes de una reforma o del cierre definitivo. En 2017, el Atlético de Madrid disputó su último partido en el Vicente Calderón frente al Athletic de Bilbao, y al término de los 90 minutos el fondo sur del estadio rojiblanco, donde solía ubicarse el Frente Atlético, apareció con importantes calvas en la grada, pues buena parte de los asientos habían desaparecido.

No fue la única zona del estadio que sufrió este problema. Sucumbiendo al efecto llamada, cientos de seguidores que acudieron al encuentro optaron por actuar del mismo modo, aunque no de forma tan masiva como el grupo ultra. Semanas después, podían encontrarse en internet butacas puestas a la venta por precios que oscilaban entre los 50 a los 100 euros.