Baloncesto
El Stark Arena, la caldera que le espera al Madrid en Belgrado
Tras la vuelta de Obradovic al banquillo, la cancha del Partizan se ha vuelto a convertir en uno de los ambientes más duros del continente
El ura-nage de Yabusele a Exum: «Pido disculpas por mi comportamiento»
El jugador del Partizan Kevin Punter celebra una victoria con la hinchada serbia
La prensa serbia no habla de otra cosa. La victoria del Partizan ante el Real Madrid, que lo coloca a un solo triunfo de clasificarse para la Final Four de la Euroliga, ha desatado la euforia de una hinchada que vive por y para ... el baloncesto. Los jugadores del equipo balcánico fueron recibidos en el Aeropuerto de Nikola Tesla de Belgrado, a altas horas de la madrugada, como auténticos héroes, al grito de «Campeones» y con especial cariño para Dante Exum, que tras sufrir la llave de judo por parte de Yabusele se ha convertido en la cara más reconocible de la épica serbia.
«Infierno» es la palabra que más se repite en los tabloides del país balcánico, que ya calientan el tercer partido de la serie (el próximo martes). El duelo se ha convertido en una auténtica encerrona en clave blanca, pues desde que la leyenda Zeljko Obradovic volviese a su banquillo la temporada pasada y los triunfos se volviesen constantes, el Stark Arena, hogar del Partizan, se ha convertido en una caldera incontrolable.
El Partizan, equipo asociado al ejército serbio y escudo más laureado del país, había sido sepultado en los últimos años por sus vecinos del Estrella Roja, que con una importante inversión en fichajes consiguieron hacerse con todas las ligas desde 2015. Una situación casi humillante, que germinó una semilla en el corazón de todos los hinchas del Partizan, en especial en 'Los Sepultureros', uno de los grupos de radicales más temidos en todo el continente.
Sin embargo, todo cambió con Obradovic, que tras una temporada sabática decidió desempolvar su magistral pizarra para revivir al equipo de sus amores, del que fue jugador y al que hizo campeón de Europa en 1992 ya como técnico. De la nada, el Partizan comenzó a vencer y se jugó en un épico cierre de temporada dos títulos ante el Estrella Roja, aunque ninguno estuvo exento de polémica.
Obradovic, arropado por la grada tras una victoria del Partizan
En la final de la Liga Adriática, donde compiten los grandes equipos de la antigua Yugoslavia, los hinchas del Partizan recibieron a los jugadores rivales y árbitros con una lluvia de mecheros, bolsas llenas de escupitajos y móviles antiguos (incluso uno de los objetos impactó en uno de los colegiados), lo que obligó a disputar los últimos encuentros de la final sin público y donde se acabó imponiendo el Estrella Roja. Solo unas semanas después, y con la tensión aún a flor de piel, el Partizan, en una decisión histórica decidió retirarse de la final de la liga serbia para dar ejemplo a los ultras.
Récord de asistencia en Euroliga
El Stark Arena, majestuoso estadio con capacidad para más de 20.000 espectadores, situado a las afueras de Belgrado y rodeado de bloques de edificios de estilo soviético, se convierte en una caldera cuando el Partizan circula por sus entrañas. Los jugadores tienen que desfilar por un infinito pasillo custodiado por decenas de antidisturbios con cara de pocos amigos y, una vez en la pista, la llama se prende. Arropados por una media de 17.000 aficionados (esta temporada el récord de asistencia de Euroliga lo tienen los serbios, con casi 300.000 entradas vendidas), el equipo vuela y ha sido de las mejores marcas como local en la Euroliga.
El Stark Arena, durante un partido del Partizan
Pese a que el ambiente contra los blancos será de difícil gestión, Obradovic aseguró tras la pelea que «al Madrid no le pasará nada en Belgrado» y que de aquí al martes intentará calmar los ánimos de la afición. Misión casi imposible controlar a una grada efervescente como pocas en el mundo y que, por primera vez en mucho tiempo, ha recuperado las ansias de victoria. Si el Stark Arena reclama sangre, tendrá su premio.
Ver comentarios