El Real Madrid golpea primero en la final

Parece que el UCAM Murcia no se cansa de sorprender y repitió en el WiZink la zona que tan bien le funcionó ante el Unicaja. Por extraño que parezca, también supuso un cortocircuito para el Madrid. No estaba cómodo Tavares ante la formación defensiva, Morin le daba algún que otro quebradero de cabeza, y sus compañeros estaban muy fallones desde la línea de tres (cero aciertos de siete intentos fue la estadística del primer cuarto). Eran Musa y Campazzo los líderes de los blancos, mandaban en el marcador, pero los visitantes ni mucho menos amagaban con rendirse.

Era muy fluido el juego de los murcianos y, tras un parcial de cero a seis, obra de Saint-Ross y Sleva, obtuvieron el primer liderazgo de la noche. Caupain estaba fantástico, anotaba desde todas las posiciones, e incluso Diagné, único pívot sano del UCAM, se envalentonaba ante Poirier. Mientras, los porcentajes del Madrid eran cada vez peores, le concedía muy poco la defensa rival.

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Tuvo que aparecer Sergio Rodríguez para detener la sequía, el mejor del conjunto blanco en la primera mitad. Tras once fallos desde la línea de tres , el canario dio en el clavo. Al base le acompañó Yabusele, que con seis puntos consecutivos devolvió la ventaja a los locales. Sonó la bocina, claudicó el segundo cuarto y el Madrid ganaba por cuatro. Pero el Murcia había conseguido que se sintiese incómodo en su propia casa.

Tras la reanudación, se mostraron mucho más incisivos los blancos. Causeur desmenuzaba la zona con sus cortes y Tavares, ahora sí, recibía con mucha ventaja cerca del aro. También era mucho más disciplinada su defensa y el UCAM se adentró en un desierto de indecisión. Los tiros no le entraban, pero también cometía errores de bulto, como una falta de Kurucs sobre Hezonja en los últimos segundos de posesión que supuso tres tiros libres para el croata.

Los pases de Campazzo propulsaron al Madrid hacia la velocidad de crucero, los blancos querían cerrar cuanto antes el primer duelo de la final. Pese a las canastas de Musa, el UCAM se negó a entregar las armas.